Gloria es una mujer que ya ha cumplido los cincuenta, trabaja de administrativa, está divorciada desde hace diez años, siente la soledad, visita con frecuencia un salón de baile para mayores solos, sus hijos no la necesitan, se aburre, no sabe cómo llenar su tiempo libre para sentirse satisfecha interiormente, padece un gran hastío, en su casa tampoco se siente bien, el vecino del piso superior parece sufrir esquizofrenia y la atormenta por las noches con sus frecuentes crisis. Una noche, en el salón de baile, conoce a Roberto, un hombre mayor que ella, divorciado desde hace un año, rápidamente congenian..., esa misma noche.

De esa manera parece que a nuestra protagonista, también a Roberto, se les ha presentado una segunda oportunidad que no están dispuestos a dejar escapar; pero hay una dificultad, Roberto parece estar muy dependiente de sus hijas, dos, de 31 y 27 años, respectivamente, o son sus hijas quienes, a pesar de sus edades, dependen de él. el caso es que no le dejan en ningún momento con sus continuas llamadas al teléfono móvil que parece el tercer integrante de un trío no deseado.

Gloria presenta pronto a Roberto a su familia, sin embargo él no permite que Gloria conozca a sus hijas. Precisamente en la fiesta de cumpleaños del hijo de Gloria donde, junto a su nueva pareja, se ha reunido con sus hijos, su exmarido y la actual pareja de éste, es donde Roberto da su primera espantada.

Gloria siente dolor y humillación por la desaparición repentina de Roberto, pero se reconcilia con él tras la insistencia del hombre, si bien no cree las excusas que éste le presenta.

Roberto, aun feliz con Gloria, se sigue sintiendo acuciado por sus hijas de quienes no consigue desvincularse, lo que le llevará a una nueva acción de irresponsabilidad y debilidad ante Gloria que ella ya no soportará. Gloria se hunde tras tratar de huir hacia delante; pero ése no será el final de esta brava mujer que trata, a pesar de todo, de vivir siempre al máximo de las posibilidades que tiene, que en la cincuentena, siguen siendo muchas.

A destacar, la buena dirección de Sebastián Lelio y la magnífica interpretación de Paulina García.