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Voto de Alvy Singer:
6
5,9
2.956
Fantástico. Ciencia ficción. Acción. Terror
Una malévola forma de vida viscosa irrumpe en un tranquilo pueblo de Arborville. No tiene problemas de conciencia ni inteligencia alguna, y sólo sabe hacer una cosa, pero es todo un experto en ello: comerse todo lo que se mueve... hombres, mujeres o niños. Remake de un conocido filme de 1958 ("The Blob", con Steve McQueen). (FILMAFFINITY)
17 de enero de 2017
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Así como los cincuenta imaginaron de nuevo los treinta, los ochenta Hollywoodienses se obsesionaron con el cine de terror de los cincuenta para que fuera más inhóspito, imaginativo y desbordado que sus ejemplos originales. En realidad, hacer de nuevo algo implicaba pensarlo de nuevo y ese éxito es mucho más difícil siempre.
El terror no tiene forma (The Blob) más que pensar, estira el concepto de la película original, una producción de clase B con un Steve McQueen en pleno ascenso meteórico. Aquí los jóvenes y bellos Kevin Dillon y Shawnee Smith se enfrentan a grandes escenas-espectáculo derivadas del gore de La Cosa y Russell amplifica el espectáculo.
Es todo una tontería tan gigantesca como su premisa - una gelatina, básicamente, imposible de detener - pero claro resulta divertida porque uno puede imaginar que es la rebelión de los supermercados y sus productos industriales frente a nosotros, sus felices consumidores.
No importa, no ganaremos jamás. Una tontería muy maja.
El terror no tiene forma (The Blob) más que pensar, estira el concepto de la película original, una producción de clase B con un Steve McQueen en pleno ascenso meteórico. Aquí los jóvenes y bellos Kevin Dillon y Shawnee Smith se enfrentan a grandes escenas-espectáculo derivadas del gore de La Cosa y Russell amplifica el espectáculo.
Es todo una tontería tan gigantesca como su premisa - una gelatina, básicamente, imposible de detener - pero claro resulta divertida porque uno puede imaginar que es la rebelión de los supermercados y sus productos industriales frente a nosotros, sus felices consumidores.
No importa, no ganaremos jamás. Una tontería muy maja.