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Voto de seagal4ever:
7
7,4
22.744
Drama. Thriller
El astrofísico americano David Sumner (Hoffman) se traslada a vivir al pueblo de su mujer, en Gran Bretaña. Es un hombre reservado y tímido que vive absorto en sus investigaciones y procura evitar cualquier disputa. Sin embargo, la violencia de ciertos individuos del pueblo llega a tal extremo que Sumner, situado entre la espada y la pared, reacciona con las mismas armas que sus agresores para defender a su mujer y su hogar... Obra ... [+]
23 de diciembre de 2009
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Primera incursión de Sam Peckinpah alejado del que hasta entonces había sido su género predilecto: el western. "Perros de Paja" es un filme que se sitúa dentro de un micro-ciclo temático que se desarrolló durante los años '60-'70, y que versaba sobre la fragilidad del civismo de las personas, toda vez que son llevadas a situaciones límite, saliendo a relucir en esos casos su lado más salvaje e instintivo. Caben mencionar, al margen del filme que nos ocupa, otras obras como "Defensa" (de John Boorman) o "La jauría humana" (de Arthur Penn).
El guión (basado en la obra "The Siege of Trencher’s Farm", de Gordon Williams, y escrito por David Zelag Goodman y el propio Peckinpah) se centra en las figuras de David y Amy Sumner, un feliz matrimonio que se traslada a un aparentemente tranquilo pueblo inglés, procedentes de EEUU. Mientras se están instalando en la zona, pronto comenzarán a conocer a los lugareños, cuyo comportamiento (al menos el de unos pocos) irá, poco a poco, minando la paciencia del tranquilo David. Una serie de desafortunados incidentes provocarán que el inicial estoicismo con que David afronta la situación se desvanezca y dé paso a la ira.
Si bien la película no es estrictamente un western, no puede negarse que su forma y su estructura funcionan como tal. David y su esposa representan las figuras de los forasteros que llegan al pueblo, y los cafres de turno comienzan a apretarles la tuercas para comprobar de qué pie cojean. El elemento que generará el conflicto en esta ocasión no es ni más ni menos que el puramente sexual, representado por Amy, la bella y joven esposa de David. Amy genera todo tipo de pasiones en el grupo de jóvenes ociosos, y ella, sabedora de la situación, lo aprovecha para coquetear con ellos hasta que la situación comienza a irse de las manos.
El guión (basado en la obra "The Siege of Trencher’s Farm", de Gordon Williams, y escrito por David Zelag Goodman y el propio Peckinpah) se centra en las figuras de David y Amy Sumner, un feliz matrimonio que se traslada a un aparentemente tranquilo pueblo inglés, procedentes de EEUU. Mientras se están instalando en la zona, pronto comenzarán a conocer a los lugareños, cuyo comportamiento (al menos el de unos pocos) irá, poco a poco, minando la paciencia del tranquilo David. Una serie de desafortunados incidentes provocarán que el inicial estoicismo con que David afronta la situación se desvanezca y dé paso a la ira.
Si bien la película no es estrictamente un western, no puede negarse que su forma y su estructura funcionan como tal. David y su esposa representan las figuras de los forasteros que llegan al pueblo, y los cafres de turno comienzan a apretarles la tuercas para comprobar de qué pie cojean. El elemento que generará el conflicto en esta ocasión no es ni más ni menos que el puramente sexual, representado por Amy, la bella y joven esposa de David. Amy genera todo tipo de pasiones en el grupo de jóvenes ociosos, y ella, sabedora de la situación, lo aprovecha para coquetear con ellos hasta que la situación comienza a irse de las manos.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
El filme no termina de arrancar del todo hasta la hora de metraje. Si bien no sería justo calificar esa primera hora de aburrida (pues en ningún caso lo es), no deja de ser cierto que se desarrolla con demasiado lentitud. Sin embargo, gracias a ello se logra generar un complejo marco de relaciones entre todos los personajes que posteriormente participarán de manera activa una vez que se desmadre la situación. Conocemos la motivaciones de todos, y vamos siendo testigos de los continuos roces que se van generando. Muchas veces son pequeños detalles (Amy mostrando los pechos por la ventana de su casa; o David siendo obstaculizado por el camión de los trabajadores cuando les intenta adelantar...), pero cada uno de ellos será una pequeña piedra más en el camino que terminará por desembocar en el magistral tercer acto de la película.
Poco se puede decir de él. Personalmente me parece el punto cumbre del filme, junto a las escenas de la violación (cruda donde las haya, pero, ciertamente, se han visto cosas peores en las pantallas de cine -la mencionada "Defensa" me parece bastante más dura, sin ir más lejos-) y la de la fiesta parroquiana (impresionante ver a Amy recordando su violación mientras los jóvenes amigos soplan alegremente los matasuegras y se emborrachan).
El nivel de violencia es alto, sin duda, pero acorde a lo que se quiere mostrar. El asedio de la casa de David es a todas luces la escena cumbre, y en cierto modo me recordó bastante a la saga "Solo en casa", salvando las distancias obviamente. Como punto no demasiado positivo, mencionar que las puertas de la casa parece que estuvieran hechas de hormigón o algo así porque tardan lo que no está escrito en derribarlas. Al margen de ese pequeño e insignificante detalle, el resto cumple con las expectativas de lo que todos estábamos esperando: el enfrentamiento entre el "pacífico" David y los borrachos y salvajes lugareños. Creo que se podría haber añadido más carne al asador si David hubiera tenido conocimiento pleno de la violación a la que su mujer había sido sometida, pues la excusa de que todo se desmadre porque David no quiera entregar al hombre disminuido está un poco cogido con pinzas.
Y en fin, esto es "Perros de paja". Una de las películas más celebradas de Sam Peckinpah y Dustin Hoffman (quien, por cierto, lo borda en su interpretación, cosa por otro lado bastante habitual en él). Un gran guión y unos memorables secundarios son el resto de ingredientes necesarios para que Peckinpah realice su personal parábola sobre el empleo de la violencia y la degeneración de determinados valores morales en la aparentemente civilizada sociedad en que vivimos, pero que al fin y al cabo no deja de ser una mera apariencia, ya en el fondo seguimos siendo igual de salvajes que siempre, aunque no queramos admitirlo. No somos perros, ni estamos hechos de paja; somos simple y llanamente seres humanos de carne y hueso, y hemos de ser plenamente conscientes de ello, para lo bueno y para lo malo.
Poco se puede decir de él. Personalmente me parece el punto cumbre del filme, junto a las escenas de la violación (cruda donde las haya, pero, ciertamente, se han visto cosas peores en las pantallas de cine -la mencionada "Defensa" me parece bastante más dura, sin ir más lejos-) y la de la fiesta parroquiana (impresionante ver a Amy recordando su violación mientras los jóvenes amigos soplan alegremente los matasuegras y se emborrachan).
El nivel de violencia es alto, sin duda, pero acorde a lo que se quiere mostrar. El asedio de la casa de David es a todas luces la escena cumbre, y en cierto modo me recordó bastante a la saga "Solo en casa", salvando las distancias obviamente. Como punto no demasiado positivo, mencionar que las puertas de la casa parece que estuvieran hechas de hormigón o algo así porque tardan lo que no está escrito en derribarlas. Al margen de ese pequeño e insignificante detalle, el resto cumple con las expectativas de lo que todos estábamos esperando: el enfrentamiento entre el "pacífico" David y los borrachos y salvajes lugareños. Creo que se podría haber añadido más carne al asador si David hubiera tenido conocimiento pleno de la violación a la que su mujer había sido sometida, pues la excusa de que todo se desmadre porque David no quiera entregar al hombre disminuido está un poco cogido con pinzas.
Y en fin, esto es "Perros de paja". Una de las películas más celebradas de Sam Peckinpah y Dustin Hoffman (quien, por cierto, lo borda en su interpretación, cosa por otro lado bastante habitual en él). Un gran guión y unos memorables secundarios son el resto de ingredientes necesarios para que Peckinpah realice su personal parábola sobre el empleo de la violencia y la degeneración de determinados valores morales en la aparentemente civilizada sociedad en que vivimos, pero que al fin y al cabo no deja de ser una mera apariencia, ya en el fondo seguimos siendo igual de salvajes que siempre, aunque no queramos admitirlo. No somos perros, ni estamos hechos de paja; somos simple y llanamente seres humanos de carne y hueso, y hemos de ser plenamente conscientes de ello, para lo bueno y para lo malo.