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Voto de seagal4ever:
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Ciencia ficción. Terror
El profesor Quatermass descubre por casualidad, investigando un área de mucha actividad de meteoritos, una secreta instalación gubernamental rodeada de fuertes medidas de seguridad. Aparentemente el misterioso complejo se dedica a la fabricación de comida sintética, pero Quatermass llega a la terrible conclusión de que los extraterrestres están invadiendo la Tierra con esta instalación como tapadera. Para salvar al país y al mundo ... [+]
31 de agosto de 2010
10 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si “El experimento del doctor Quatermass” supuso una vuelta de tuerca y una gran innovación dentro del ámbito de la ciencia ficción cinematográfica, “Quatermass 2” no puede ser menos que calificada como la obra cumbre de la trilogía. Un despliegue de recursos, originalidad y saber hacer que logra llevar a los personajes y las situaciones al límite de sus posibilidades para mostrarnos, sin paliativos, lo que una película de ciencia ficción habría de ser.
Amparada por el éxito de la primera entrega, la Hammer decidió, y de muy buena gana, dar luz verde a esta esperada secuela. Y en vista de los excelentes resultados cosechados por el debut cinematográfico del doctor Quatermass, se tomó una decisión más que lógica: prácticamente todo el equipo técnico-artístico repite en sus funciones.
Nuevamente, Quatermass se las tendrá que ver con una invasión extraterrestre a gran escala que se cierne sobre la humanidad. Sin embargo, en esta ocasión, el bueno del doctor no contará con el apoyo gubernamental ni de los organismos competentes para lidiar con la amenaza. Tendrá que arreglárselas él solo y, aunque pudiera parecer una desventaja, no es sino la mayor ventaja con la que cuenta: Quatermass haciendo lo que Quatermass piensa que debe hacerse…
El guión es un modelo que ha creado escuela sobre cómo debiera de ser todo filme/serie/(lo que sea) que esté relacionado con conspiraciones gubernamentales y experimentos de alto secreto ocultos para la opinión pública. Se muestra con todo lujo de detalles las trabas burocráticas a las que se enfrenta Quatermass, los problemas indirectos que surgen (tales como el lavado de cerebro al que someten a los que cuestionan la versión oficial sobre lo que en la misteriosa planta sucede), el intento de acallar todo posible rumor… Un filme avanzado a su tiempo que sentó las bases en todo lo referente a temas conspirativos.
Y qué mayor conspiración que la de una invasión extraterrestre que se está llevando a cabo en el patio trasero de Inglaterra, y que cuenta no sólo con el beneplácito de las autoridades locales, sino también de los más altos estamentos policiales y gubernamentales del estado.
Bajo la fachada de una planta diseñada para la creación de “comida sintética” se oculta un perverso plan consistente en desarrollar e implantar en la atmósfera terrestre una amorfa forma de vida extraterrestre cuyos principales nutrientes le son enviados en unos aerodinámicos proyectiles lanzados desde el lado oscuro de la Tierra, situado en el espacio exterior (sic). Un alarde de originalidad que podría quedar en nada. Pero no es así. Esto son sólo los cimientos sobre los que se erige la (monumental) obra de Val Guest.
Amparada por el éxito de la primera entrega, la Hammer decidió, y de muy buena gana, dar luz verde a esta esperada secuela. Y en vista de los excelentes resultados cosechados por el debut cinematográfico del doctor Quatermass, se tomó una decisión más que lógica: prácticamente todo el equipo técnico-artístico repite en sus funciones.
Nuevamente, Quatermass se las tendrá que ver con una invasión extraterrestre a gran escala que se cierne sobre la humanidad. Sin embargo, en esta ocasión, el bueno del doctor no contará con el apoyo gubernamental ni de los organismos competentes para lidiar con la amenaza. Tendrá que arreglárselas él solo y, aunque pudiera parecer una desventaja, no es sino la mayor ventaja con la que cuenta: Quatermass haciendo lo que Quatermass piensa que debe hacerse…
El guión es un modelo que ha creado escuela sobre cómo debiera de ser todo filme/serie/(lo que sea) que esté relacionado con conspiraciones gubernamentales y experimentos de alto secreto ocultos para la opinión pública. Se muestra con todo lujo de detalles las trabas burocráticas a las que se enfrenta Quatermass, los problemas indirectos que surgen (tales como el lavado de cerebro al que someten a los que cuestionan la versión oficial sobre lo que en la misteriosa planta sucede), el intento de acallar todo posible rumor… Un filme avanzado a su tiempo que sentó las bases en todo lo referente a temas conspirativos.
Y qué mayor conspiración que la de una invasión extraterrestre que se está llevando a cabo en el patio trasero de Inglaterra, y que cuenta no sólo con el beneplácito de las autoridades locales, sino también de los más altos estamentos policiales y gubernamentales del estado.
Bajo la fachada de una planta diseñada para la creación de “comida sintética” se oculta un perverso plan consistente en desarrollar e implantar en la atmósfera terrestre una amorfa forma de vida extraterrestre cuyos principales nutrientes le son enviados en unos aerodinámicos proyectiles lanzados desde el lado oscuro de la Tierra, situado en el espacio exterior (sic). Un alarde de originalidad que podría quedar en nada. Pero no es así. Esto son sólo los cimientos sobre los que se erige la (monumental) obra de Val Guest.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
En medio de este panorama, ya de por sí llamativo como pocos, se suelta a un personaje: el doctor Quatermass. La mezcla ya está preparada para incendiar la pantalla de cine (o en su defecto el televisor del salón de casa). Porque esta vez se trata de algo personal para Quatermass. Y no porque le ataquen a alguno de sus hombres, que también sucede (pero todos sabemos que eso resbala en demasía a nuestro científico favorito). No, se meten y ponen trabas a la única persona por la que el doctor Quatermass siente aprecio: él mismo.
Pero la cosa no se queda ahí. Por si fuera poco, Quatermass ve cómo el gobierno decide retirarle los fondos para sus investigaciones y rechazar su diseño de una planta lunar para asentar a seres humanos sobre la superficie de la Luna. ¡Cuál será su sorpresa y estupor cuando, casi por accidente, descubra que su diseño lunar no sólo está siendo utilizado a unos pocos kilómetros de su base, sino que además alberga en su interior una forma de vida extraterrestre que planea esparcirse por todo el planeta!
Quatermass no lo va a permitir, y sus expeditivos métodos para resolver los problemas vuelven a hacer acto de presencia: nada mejor que lanzar un cohete atómico en dirección al satélite artificial (el lado oscuro de la tierra) desde el que se está abasteciendo a la base. Pero el doctor, sabedor de que el cohete tardará un tiempo en llegar a su objetivo, decide que por qué no introducirse él mismo en la base y cargársela con sus propias manos. Y así lo hace...
Con una dirección soberbia y un ritmo narrativo verdaderamente endiablado (que no deja un solo instante para el descanso o la apatía), "Quatermass 2" se manifiesta como una obra redonda. Un filme de ciencia ficción de alto nivel que, pese a su reducido presupuesto, presenta algunas de las ideas más innovadoras y sugestivas que se recuerdan, y nos muestra por fin a Quatermass en acción, disparando y matando a cualquier ser que se le ponga por delante sin ningún tipo de pudor ni remordimiento. Un vejestorio de mala hostia contra toda una pléyade de peligrosos seres contagiados, contando únicamente con la ayuda del no menos decrépito jefe de la policía londinense.
Nueva invasión extraterrestres y, por vez primera, un diseño de producción excelente. De verdad, todo seguidor de la ciencia ficción que se enfrente con este filme encontrará en él una joya que colocar junto a los grandes clásicos del género. Inmensa obra maestra. Aún quedaría una extraordinaria tercera parte protagonizada por el doctor Quatermass que la Hammer estrenaría una década después y que, pese a poseer un elaboradísimo guión y una cuidadísima ambientación, no llegó a cotas mayores por la involución a nivel de personalidad que el personaje de Quatermass sufrió al ser adaptado a los nuevos tiempos. En cualquier caso, estamos ante una trilogía de culto para cualquier amante de la ciencia ficción en particular y, por qué no decirlo, del cine en general.
Pero la cosa no se queda ahí. Por si fuera poco, Quatermass ve cómo el gobierno decide retirarle los fondos para sus investigaciones y rechazar su diseño de una planta lunar para asentar a seres humanos sobre la superficie de la Luna. ¡Cuál será su sorpresa y estupor cuando, casi por accidente, descubra que su diseño lunar no sólo está siendo utilizado a unos pocos kilómetros de su base, sino que además alberga en su interior una forma de vida extraterrestre que planea esparcirse por todo el planeta!
Quatermass no lo va a permitir, y sus expeditivos métodos para resolver los problemas vuelven a hacer acto de presencia: nada mejor que lanzar un cohete atómico en dirección al satélite artificial (el lado oscuro de la tierra) desde el que se está abasteciendo a la base. Pero el doctor, sabedor de que el cohete tardará un tiempo en llegar a su objetivo, decide que por qué no introducirse él mismo en la base y cargársela con sus propias manos. Y así lo hace...
Con una dirección soberbia y un ritmo narrativo verdaderamente endiablado (que no deja un solo instante para el descanso o la apatía), "Quatermass 2" se manifiesta como una obra redonda. Un filme de ciencia ficción de alto nivel que, pese a su reducido presupuesto, presenta algunas de las ideas más innovadoras y sugestivas que se recuerdan, y nos muestra por fin a Quatermass en acción, disparando y matando a cualquier ser que se le ponga por delante sin ningún tipo de pudor ni remordimiento. Un vejestorio de mala hostia contra toda una pléyade de peligrosos seres contagiados, contando únicamente con la ayuda del no menos decrépito jefe de la policía londinense.
Nueva invasión extraterrestres y, por vez primera, un diseño de producción excelente. De verdad, todo seguidor de la ciencia ficción que se enfrente con este filme encontrará en él una joya que colocar junto a los grandes clásicos del género. Inmensa obra maestra. Aún quedaría una extraordinaria tercera parte protagonizada por el doctor Quatermass que la Hammer estrenaría una década después y que, pese a poseer un elaboradísimo guión y una cuidadísima ambientación, no llegó a cotas mayores por la involución a nivel de personalidad que el personaje de Quatermass sufrió al ser adaptado a los nuevos tiempos. En cualquier caso, estamos ante una trilogía de culto para cualquier amante de la ciencia ficción en particular y, por qué no decirlo, del cine en general.