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Voto de John Dunbar:
6
Acción. Aventuras Después de separarse de Joker, Harley Quinn y otras tres heroínas (Canario Negro, Cazadora y Renée Montoya) unen sus fuerzas para salvar a una niña (Cassandra Cain) del malvado rey del crimen Máscara Negra. (FILMAFFINITY)
30 de agosto de 2021
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Mis expectativas hacia esta 'Aves de presa' se situaban entre pocas y ninguna. Tras la espantosa y fallida 'Escuadrón suicida', la única voluntad en firme que quedaba era seguir la pista de su único valor, Harley Quinn. De momento, ella y solo ella y no tanto toda la colección de 'aves', parece salvarse de esta ola feminista (por no llamarlo 'hembrista') por la que hasta la industria del séptimo arte se ha dejado seducir (por no llamarlo influenciar). Tras varios fracasos revisionistas de esta índole que menciono, véanse como ejemplos la recomposición del 'Tomb Raider' de la talentosa Alicia Vikander supliendo a la otrora Lara Croft, Angelina Jolie o el remake insustancial y perfectamente olvidable de 'Cazafantasmas', le llega el turno a Quinn, Harley Quinn, y sus aves, recalando en tiempos de otra medio absurda reivindicación del 'girl power'.
Tampoco es que estas 'Aves de presa' se queden en simples aves de corral, a decir verdad, supera en excitación y locura excéntrica a su predecesora. Es solo que me debato entre preguntarme sobre la necesidad o no de una secuela, y mi incipiente y confesa devoción hacia ese volcán en permanente erupción llamado Harley y de apellido Quinn. El reparto es una compensación heterogénea y protestona, deslavazada cada una con su pequeño trauma justificativo, dejando alguna que otra chispa en el camino hacia la superación personal. Sin embargo, el escenario es de ella, la única de todos estos eslabones perdidos que tiene el peso requerido mereciendo un seguimiento que a la vista está, la secuela, más bien spin-off, lleva su nombre adherido. Quien conoce a la en otro tiempo eminente doctora no puede sino caer rendido a los pies de su irreverencia, su indisciplina, esa locura con apariencia aleatoria de niña malcriada que te conduce a pensar que no puedes con ella, pero tampoco sin ella, al pase del contoneo de sus caderas y su verborrea respondona e incontenida.
Todos los laureles para ella sobre un argumento en el que no hay rastro de superhéroes, o superheroínas en este caso, al uso, más bien una trama de temerarias macarras que explora con descargo de conciencia un pasado que justifique acciones futuras de todas y cada una de las chicas del sobrevenido club. Todas con arrojo, mala uva socarrona y cuitas personales a solventar, en donde por ahí se cuela un Ewan McGregor ejerciendo de villano malo muy malo, que reina sin corona a medias con el Joker sobre una Gotham sin el murciélago, pero con una emperatriz del mal, bendita emperatriz, que nos enseña, que además de ser perversamente encantadora y sexy, también tiene un hueco para su corazoncito.
Ahora bien, tras esta emancipación de resultado irregular, cabe preguntarse si en el extendido universo de DC, hay cabida para más.
John Dunbar
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