Sabiendo con creces lo que iba a encontrar, aun así, tenía para con ella una buena predisposición a la hora de sentarme a verla, de veras, la cual se fue rápidamente por el sumidero de la desidia ante tanta estupidez sin ninguna vergüenza. Johansson, la más comedida, es una tentación ya de por sí, que se duplica al encontrarla en unos terrenos diferentes a los que frecuenta y es de las pocas buenas noticias que se pueden dar. A Kate McKinnon la adoro por su desparpajo original, demostrado como ha quedado en un montón de ocasiones que ha nacido con un don especial para la comedia, algo que incide para que su cometido empiece a ser siempre el mismo y uno se pregunte si acabará viéndola en otro registro. Aquí, su personaje se encuentra como el resto: excéntrico y sin sentido.
El guion naufraga por todas partes. Tras su evidente nula capacidad para la comedia, Lucia Aniello tampoco puede presumir de originalidad y plagia sin rubor, consiguiendo una mezcla entre el humor negro de 'Very Bad Things' y el disparate 'Resacón en Las Vegas', con algún que otro aderezo que también siga la pista a 'Este muerto está muy vivo'. Tres comedias de índole distinta a las que no se les puede negar el éxito y el interés que despiertan, además de su singularidad. Tres valores hacia los cuales, con descaro, pretende girar 'Una noche fuera de control', metido todo en la coctelera versión fémina para contentar conciencias sociales y terminar quedándose en un intento frustrado, vergonzante y con un grupo de actrices que dan vida a unos personajes desbocados sin gracia alguna.