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Voto de John Dunbar:
9
Serie de TV. Fantástico. Terror. Drama. Comedia Miniserie de TV. 5 episodios. Inglaterra, 2009. Una pandemia de proporciones bíblicas se está propagando por el país. Los muertos se levantan, y cada persona a la que muerden pasa a engrosar sus filas. Sólo un grupo de personas parece ajeno a la crisis: son los concursantes de Gran Hermano. Pero su tranquilidad va a durar muy poco tiempo. (FILMAFFINITY)
21 de junio de 2021
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Tuve un sueño. De mala gente y muy personal, lo admito: los concursantes de Gran Hermano eran devorados por zombis. Cualquier edición, cualquier país. Fin del aborrecimiento y de la tontería. ¿Era sueño o deseo? Mas, tristemente, todo se debía a una mentira, una de tantas ficciones conjugadas entre vivos y muertos que vuelven a la vida. De apetito insaciable, los voraces cadáveres andantes, esta vez en su versión veloz, lograban asediar la casa del maldito programa concurso y a sus participantes. ¡Qué bueno hubiera sido de ser cierto! ¡Qué malo soy!

Ahora bien, sueño difuminado, deseo imposible y mentira muy real. Una extrañísima locura llevada a la televisión inglesa en formato de miniserie que nada ha de envidiar a nadie. Al contrario, gran montaje y una forma de desarrollarlo tan ágil y deleitable que no creerías que algo así tuviera la menor credibilidad en un marco tan surrealista. Porque lo cierto, es que lo es. Algo que le otorga un mérito mayor ante la apariencia inicial de despropósito. No existe la parodia ni tampoco desajuste alguno ante los arquetipos consabidos que se encuentran en la nómina de concursantes, elegidos con toda la intención que presuponemos en cualquier año y lugar allá donde se realice en la vida real, éstos se configuran en estúpidos y muy estúpidos, una amalgama acertada y realista de lo que verdaderamente encontraríamos. No obstante, y he aquí lo más impactante, el juego de la superficialidad que traspasa la pantalla se termina en cuanto se desata el virus (o lo que quiera que sea). O sea, rápido.

Siendo testigos de excepción de lo que pasa delante y detrás de las cámaras, de lo que pasa en el lugar emplazado de la casa y también lejos de ésta, todo se sucede con tal aparente simpleza, que consigue abrumar. Mención especial para uno de los personajes, Patrick (Andy Nyman): responsable de la dirección del programa, es alguien que termina por ajustarse al producto demandado tanto o más que los propios protagonistas. Su frivolidad arrolladora y su vileza son la pieza clave en este puzle de difícil comparativa. De un escenario lleno de banalidad, marco impensable a priori para elaborar una de zombis, han conseguido salvar cualquier distancia con la imposibilidad y sacar adelante una obra poco menos que inclasificable en cinco píldoras de 23 a 45 minutos que pueden, y han de verse, como si de un largometraje se tratara.

Gracias a Charlie Brooker, el artífice.
John Dunbar
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