Cuando hacen una conversión al cine de una obra mítica las expectativas de los seguidores siempre son muy altas. En este sentido, hay que diferenciar las obras que adaptan una obra a la gran pantalla (El Señor de los Anillos) y las que se inspiran en el universo de la obra para hacer un producto totalmente nuevo, que es donde se encuadra Dragon Ball.

No voy a enumerar las diferencias del original con este, que son muchísimas, pero eso no es ni bueno ni malo. El universo Dragon Ball está aquí y da gusto ver como alguien sabe gastarse semejante cantidad de presupuesto en una película de tal calidad.

En primer lugar, el protagonista, Goku, está genialmente retratado e incluso mejorado, ya que está hecho todo un ligoncete, pero a la vez conserva la timidez que tenía en el cómic. Luego sacan al malo más carismático de la saga como es Piccolo interpretado por un excelente actor que lo borda (James Master). Y como colofón la genial actuación de Chow Yun-Fat.

¿Se puede pedir algo más? Pues sí, que haya tías buenas... ¡y las hay! Una fiel al original Bulma y una espectacular Chichi hacen las delicias de aquellos que teníamos fantasías pecaminosas con los personajes de un manga sin igual.

Le resto 2 puntos al 10 porque detalles como la música me parecen mejorables.