Hacía tiempo que no salía con tantas ganas del cine, deseaba que mi sufrimiento se acabara y poder abandonar la sala ya, el motivo aguantar la película Di que sí. Iba con la intención de ver Cuestión de honor pero al final tras no poder acudir a la sesión de la citada cinta me decidí por ver la nueva de Jim Carrey, actor que no se encuentra entre mis favoritos, pero mentiría si dijese que no he visto la mayoría de sus histriónicos films.

Había oído que era muy parecida a la simpática Mentiroso Compulsivo (una de las mejores de Carrey, digan lo que digan) pero si comparamos esta cinta con la dirigida por Peyton Reed (director de la odiosa Separados), la anterior resulta ser una obra maestra.

Di que sí es un film cómico que no hace gracia, aburre y desespera por las tontadas que pueden aparecer en un minuto, llegue realmente a asquearme a los 30 minutos de emisión pensando madre mía aún queda una hora de metraje. Jim Carrey está en horas bajas, fuerza una y otra vez sus típicos gestos, siendo un humor que no me hizo sonreír en ninguna escena a cual más idiota y repelente.

En fin mala película, puedes decir que con el argumento que tiene que puedes esperar pero no es solo eso, es que no cumple su función de hacer reír al espectador, estás en todo momento diciéndote ¿a que diablos a venido eso?