Sabemos mucho de la leyenda de Wyatt Earp y del mítico duelo en OK Corral, tantas veces reproducidos en las pantallas. Después de ver esta cinta empezamos a conocer ya lo que realmente fue este hombre. Con todas las licencias artísticas que se quieran, lógicas por otra parte en el mundo del celuloide, a partir de ahora conocemos mucho mejor los hechos. Como remacha la frase final: "Así fue como ocurrió".
La cinta es larga, sí, pero se necesita tiempo para explicar bien la vida de uno de los pistoleros más importantes del Oeste. Hay que presentar a su familia, un padre abogado y aventurero (Hackman) que forma a sus muchos hijos en el valor de la familia, "Nada cuenta tanto como la sangre", y de la justicia, "Después de la familia solo se puede creer en la ley"; en la defensa de los derechos, "Golpea primero, y cuando lo hagas golpea a muerte", también en el amor a la aventura que le lleva a marchar al Oeste donde "Casi nada ha sido tocado". Son frases, si, pero están cincelando ya el carácter del joven Wyatt.
El resto es el periplo vital de este hombre (Costner) en la construcción del ferrocarril, conduciendo carros, la abogacía, la caza del búfalo, el mundo de los negocios (tabernas, juego, minas ...), el robo incluso, para acabar defendiendo la ley con una placa en el pecho.
Y con Wyatt sus inseparables hermanos, James que regresa gravemente herido de la guerra, Virgil, Morgan, Warren, todos con sus correspondientes esposas y problemas familiares.
La suya propia, Urilla (Gish), que muere estando embarazada de tifus, sin duda el exantemático epidémico, al menos a juzgar por las manchas que se muestran en la imagen. Dolencia causada por bacterias del género Rickettsia que se transmiten generalmente por piojos. La enfermedad cursa como se aprecia en la cinta con un cuadro pseudogripal, fiebre sobre todo que tratan con paños de agua fría, cuadro que acaba en estupor, delirios y a menudo en la muerte. Con muy buen criterio el doctor que la atiende establece un rígido aislamiento en torno a la enferma.
Otras mujeres importantes en la vida de Wyatt serán la prostituta Matty, que repudiará por su inclinación al alcoholismo y al opio que obtiene a través de los chinos y toma en forma de láudano o tintura. Todo después de varios intentos de suicidio motivados por la aparición en escena de Jossi Marcus (Going), una bailarina judía.
Personajes rotundos, fuertes, tanto los principales como los de reparto. Y extras, docenas de extras llenando de vida los pueblos, saloones, caravanas, ciudades ... Desde Lamar (Missouri) a Toombstone pasando por Wichita y Dodge City.
Mención especial una vez más para Doc Holliday (Quaid), ese dentista tuberculoso reconvertido en pistolero, jugador, borracho y pendenciero profundamente desengañado, "El viejo secreto de la Señora Muerte es que sabemos que a alguno de nosotros nos irá allí mejor que en este mundo". En la cinta luce a menudo unas gafas oscuras sin duda para paliar su fotofobia o sensibilidad a los rayos solares.
Los aspectos técnicos de la cinta son impecables, ambientación, fotografía con deliciosos claroscuros y contraluces de interiores, paisajes coloristas y escenas como la de los búfalos que recuerdan "Bailando con lobos", carretas en la lejanía que evocan movimientos fordianos, recreación de atmósferas densas por el humo.
Como en los grandes westerns los paisajes juegan un papel muy importante. Sobre todo la grandiosidad de horizontes, "En el Oeste puedes cabalgar todo un día hacia una montaña y ni siquiera acercarte a ella".
Por fin una película explica a fondo y con todo lujo de detalles la vida de Wyatt Earp, con rótulos indicativos cuando cambiamos de escenario o de momento histórico. "Así fue como ocurrió", y si no fue exactamente de esa forma no pasa nada. A veces "Las historias son mejores" que la Historia, como recuerda en otra atinada frase.
Una gran película, muy recomendable. Eso sí, para contemplar con tranquilidad, sin prisas.
No debemos ponernos tan estupendos los críticos. De estos westerns salen muy pocos desde hace décadas. Desgraciadamente.