Haz click aquí para copiar la URL
Voto de Lafuente Estefanía:
8
Western Colorado, principios de 1861. En Denver, Owen Pentecost, un pistolero sin escrúpulos, se convierte en el dueño de un hotel tras ganar una partida de cartas. Dos mujeres se enamoran de él: la empleada del saloon del que es propietario y una forastera que ha llegado con la intención de abrir una tienda de ropa femenina. Los conflictos que preceden a la guerra de Secesión (1861-1865) y, finalmente, el estallido de la contienda sitúan a ... [+]
22 de octubre de 2020
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Amanece en los montes de Colorado. Corre el año 1861 y un puñado de indios que andan por allí tienen sitiado a Owen Pentecost (Stack) que se defiende como puede. Menos mal que por allí pasaban unos viajeros que con sus disparos ahuyentan a los indígenas. Ya no volverán a aparecer, pero hacían falta para presentar a un energúmeno que se arrepiente de la ayuda prestada a Owen y lo llena de insultos e improperios al enterarse que procede del estado sureño de Carolina de Norte. Estamos en vísperas de la guerra civil y el guionista quiere ponernos en antecedentes sobre lo caldeado del ambiente político. Lo consigue.
Forma también la comitiva la bella Ann Merry Alaine (Mayo), que quiere establecerse y abrir una tienda de ropa de mujer, y un oscuro personaje que la pretende, Stephen Kirby (Nicol). Llegan todos a Denver y la primera cita, como no, es en el saloon. En este caso Saloon Cirqus con decoración alusiva a este arte, especialmente de elefantes, animal por el que siente predilección su orondo propietario, Jumbo Means (Burr). No confundir con Dumbo, que allá se van de dimensiones. Nuevos personajes se unen a la trama, entre los que destaca la guapa y resuelta señorita de saloon Boston Grant (Roman), el buen párroco católico del lugar, el Padre Murphy (Toomey) y otros personajes secundarios pero asimismo interesantes.
Con todos estos antecedentes vamos a aistir a un doble enfrentamiento entre unos y otros, el amoroso o sentimental y el político o ideológico. En el primero Bostón y Ann compiten por Owen, muy al fondo quedan los otros pretendientes Jumbo y Stephen. Magnífica la interpretación de las mujeres, como también la de Stack. Critican a este su actitud hierática e inexpresiva, pero es que seguramente es este el papel que debe desarrollar. Se trata de un pistolero de oscuro pasado, jugador, descreído, bebedor, mujeriego y pragmático, si, pero también es un hombre cuya personalidad experimenta una lenta transformación a lo largo de la cinta. Poco tiene que ver el de los inicios con el del final. Y aquí está una de las mayores virtudes de la obra, que el argumento justifica perfectamente esta evolución de su forma de ver la vida. Ambas mujeres influirán, como también la presencia de un niño huérfano de cuya educación se encarga y que aborda al modo cómo debió ser la suya propia.
El segundo enfrentamiento es la antesala de la inminente guerra civil que se barrunta y se palpa en el aire. El director poco a poco nos sumerge en este ambiente mostrando una sociedad rota, donde los unionistas, mayoritarios en Denver, organizan desfiles patrióticos, insultan y disparan contra sus adversarios. Al frente de aquellos figura Jumbo, pero en realidad están dos agentes secretos unionistas, un coronel y Stephen, este último con el grado de capitán. Sus víctimas son unos pocos mineros confederados que, sin embargo, ponen a disposición de la causa dos millones de dólares en oro, que también buscan denodadamente sus adversarios.
En muchas películas, sobre todo en el arranque cuando llega al pueblo el consabido forastero, siempre nos ha llamado la atención la presencia de grupos de niños jugando por las calles a policías y ladrones con sus pequeñas pistolas de madera. En esta ocasión desfilarán con desusada marcialidad como bizarras tropas infantiles que marchan alegremente al frente de batalla. Bien azuzados, como no, por los mayores que tempranamente les están inoculando el veneno del odio y de la intolerancia.
Basada en cierta novela, el guión muestra una extraordinaria solidez, ideas claras que se reflejan en cada escena. Pero también originalidad, hay muchos western dedicados a la gran guerra americana, pero ninguno como este nos muestra los entresijos de sus preludios. Nada que añadir a la belleza de su colorido, con esos tonos tan cálidos de las escenas nocturnas. Una gran película en suma.
En lo sanitario la presencia del doctor de Denver que debe curar un balazo superficial que ha recibido Owen en un de los tiroteos en que interviene, antes de empezar la operación se atiza un buen golpe de whisky, y es que la noche ha sido dura con dos partos y media docena de proyectiles extraídos. Se lo había ganado.
Lafuente Estefanía
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow