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Voto de Lafuente Estefanía:
7
Western El sheriff Jack Wade (Robert Taylor) salva de la horca a Clint Hollister (Richard Widmarck), un viejo compañero de fechorías. A pesar de ello, su antigua banda, con Clint a la cabeza, no le perdona que huyera con el botín del último golpe y decide enfrentarse a él para recuperarlo. (FILMAFFINITY)
27 de septiembre de 2020
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
La trama es bien poco original. La historia de un sheriff respetado en la ciudad donde ejerce su oficio, Jake Wade (Taylor), que tiene un pasado oscuro que ocultar no es nada nuevo en el western. Ya lo es más que en la primera escena se quite la placa, rifle en mano, para sacar de la cárcel donde esperaba ser ahorcado a un antiguo compinche Clint Hollister (Widmarck). Y todavía se complica más la cosa teniendo en cuenta que este le reclama el último botín de la banda, que Jake ocultó sin repartirlo con los demás.
La reacción es inmediata. La banda al completo se presenta en el pueblo para exigir su dinero. Jake duda y quiere poner tierra de por medio con su novia, la guapa Peggy (Owens). Y aquí se da uno de los momentos más interesantes de la cinta cuando esta, enamorada, quiere saber el motivo de la huida. "De momento no puedo explicártelo. -Pues cuando puedas decírmelo vuelves. Adiós". No es la respuesta habitual en la mujer de los westerns, pues le exige la misma confianza que ella de concede para marchar de allí. Si señor, Peggy no es un florero.
Lo demás es la marcha de los cinco de la banda que llevan a Peggy y a Jake como rehenes hasta el escondite del dinero. Es entonces cuando asistimos a un notable duelo de actores, Taylor y Widmarck, con un también notable análisis psicológico de los personajes. Porque Clint, escéptico y socarrón, en realidad está dolido, no por el dinero, sino por haber perdido la confianza ciega que había depositado en el amigo. Interesante asimismo es la galería de secundarios, cada uno con su propio pasado a cuestas.
Los encuentros con un destacamento de Caballería y con los indios comanches, no dejan de ser anécdotas en el duelo de personalidades de los dos principales protagonistas. Pero sin menospreciar el papel de la muchacha, que debe escuchar lindezas del tipo: "Las mujeres a veces son un estorbo. Como tener una pierna rota". Nuestra heroína desde luego no lo es.
Tampoco es muy original plantear el desenlace en una ciudad abandonada, ni menos esconder el botin en una fosa del cementerio. Por cierto, hallado el dinero ninguno parece estar muy interesado en el mismo. En este caso importaba más el fuero que el huevo, la amistad rota y la decepción personal que los 20.000 dólares.
En cualquier caso nos encontramos con un guión sólido y muy bien desarrollado. Una buena película que ahonda sobre todo en el carácter de los personajes, como igualmente se hace en "Quantez" que alguno ha menospreciado con cierta superficialidad.
Lafuente Estefanía
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