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Voto de Lafuente Estefanía:
8
Western Oklahoma, 1906. Henry, un granjero viudo padre de un hijo, acoge a un hombre herido de bala que ha aparecido junto a una bolsa con dinero. Cuando unos pistoleros llegan a la granja buscando al hombre, Henry deberá decidir en quién confiar. (FILMAFFINITY)
2 de mayo de 2023
9 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tres hombres a caballo persiguen por un bosque a otro que huye a pie. Lo hieren en la pierna y patean su herida hasta que les dice por donde se ha ido su compinche. Lo ahorcan y siguen su camino. Aunque llevan una estrella en el pecho no hay la menor duda, son forajidos.
Dos hombres y un joven cavan una zanja en un viejo rancho. El dueño es el viudo Henry (Nelson), de aspecto descuidado y sucio es el padre de Wyatt (Lewis) con el que discute a menudo, "Ahora hay tractores que pueden hacer estos trabajos". Al (Adkins) es el cuñado de Henry al que aprecia sinceramente por lo bien que trató a su hermana.
Un viejo viudo con su hijo en un rancho solitario criando cerdos, "con perdón".
De momento aparece un caballo solitario. Henry busca y encuentra al jinete malherido, Curry (Haze), con un bolsa llena de dinero.
Lo lleva a su casa y lo cura. El buen samaritano.
Y lo esconde con el dinero y lo defiende cuando los forajidos vienen a por él. El Oeste es inexorable con "La ley de la hospitalidad" (Keaton, 1923).
Un precioso western de estilo clásico. Historia de persecución implacable entre pistoleros implacables. Un buen guion y una excelente realización que nos presenta personajes rotundos, sobre todo "Old Henry", que lo borda incluso en las características disputas paternofiliales con frases que impactan como disparos.
El ritmo es sosegado y tranquilo, la ambientación perfecta, tal vez demasiado fría por el abuso de los tonos azules y grises. Como los paisajes, la fotografía (hay un par de excelentes contraluces desde el interior del rancho estilo "Centauros") o los mismo tiroteos, todo raya a gran altura.
Ninguna mujer en escena. ¿Ninguna? No estamos tan de acuerdo. Ahí está la discreta presencia de la esposa de Henry muerta diez años atrás de tuberculosis. En la cuidada tumba sobre la colina, en el piano del comedor siempre abierto con su partitura, en el rostro aniñado de Wyatt que contrasta con la fealdad de Henry.
Media docena de personas se bastan y se sobran para levantar una cinta interesante. Sobresaliente en ese giro final que viene cociéndose poco a poco en el baúl que esconde el enigmático pasado de Henry, en los delirios de Curry en los que escucha una vez y otra "Agacha la cabeza y no te preocupes".
Un western que convoca a personajes clásicos del género. Desde el propio nombre del hijo de Henry hasta mitos como el de Billy el Niño y Patt Garret.
Un western que convoca en un desenlace rotundo a una de las grandes leyendas del Far West. Como le contaba el periodista a "El hombre que mató a Liberty Valance": "Este es el Oeste señor. Cuando la leyenda se convierte en realidad, hay que publicar la leyenda".
No se la pierdan. Pero antes de verla no se les ocurra leer spoiler alguno. Agradecerán la sorpresa.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Lafuente Estefanía
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