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Voto de Lafuente Estefanía:
8
Western Tras la muerte de Juárez, en México dominan la injusticia y el terror. Joe (Clint Eastwood), un pistolero vagabundo, llega al pueblo fronterizo de San Miguel, donde dos familias se disputan el control del territorio, y entra al servicio del clan Rojo. Una noche, es testigo del intercambio de oro por armas entre mexicanos y soldados de la Unión. Remake en clave de western de "Yojimbo", de Akira Kurosawa. (FILMAFFINITY)
6 de enero de 2021
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Hablando de los westerns de Leone y de sus seguidores, para denominarlos nos gusta mucho más la alusión al Mare Nostrum citada en algunas otras reseñas que la que se refiere peyorativamente a la popular pasta italiana.
Con esta cinta podemos decir que se inicia esta especialidad. No puede hacerlo con mejor pie. Es posible que el argumento no sea muy original, después de miles de westerns rodados es muy difícil serlo, pero no me negarán que en el arranque en cuatro frases nos explican rápidamente la situación que se vive en el pueblo de San Miguel, junto al mismísimo y cinematográfico "Río Bravo", justo en la frontera con Méjico: "Aquí todos son o muy ricos o muertos", "Hay abundancia de cadáveres, es un pueblo de viudas, un cementerio", o "Comer, beber y matar. Aquí no se hace otra cosa". Bien por los magníficos secundarios que las pronuncian con nombres y oficios bien sugestivos: Juan de Dios el campanero, Silvanito (Calvo) el cantinero y Piripero (Egger) el enterrador.
A este pueblo llega un pistolero solitario, Joe (Eastwood), y se encuentra con dos familias enfrentadas por su dominio: los Baxter, con Doña Consuelo (Lozano) al frente, y los hermanos Rojo, con Ramón como jefe absoluto. No le asusta lo más mínimo el panorama, "Todavía no he encontrado un pueblo que no tenga amo", de hecho es la situación ideal para, desde el centro (como en política), aprovecharse de ambos bandos.
De todo esto trata la película en la que abundan los buenos tiroteos, "Para matar a un hombre hay que disparar al corazón", las cabalgadas nocturnas, las frases rotundas, también un Eastwood más humano y menos materialista que de costumbre, buenas escenas como la del intercambio de prisioneros en medio del pueblo con Marisol (Koch) caminando lentamente hacia sus captores.
Se quiere restar mérito al guión recordando la posible influencia de otra película. En el cine, como en la vida, lo que no es tradición es plagio. Así de sencillo. Por lo demás cuántas veces la versión es mejor que el original.
Excelente película que inicia una nueva forma de hacer el western, el western mediterráneo, con su propio estilo, estilo que luego tendrá numerosos imitadores. Mención especial a la banda sonora del gran Ennio, superior, a la altura del resto de la obra.
Pasen ustedes a verla. Ocupen ya sus asientos.
Lafuente Estefanía
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