Da bastante qué pensar el hecho de que este film esté basado en hechos reales, y sobre todo cabría pensar hasta qué punto esto es cierto o hasta donde acaba la inspiración y empieza la ficción. Porque se trata de una película narrada de forma inteligente, interrumpiendo la acción principal a base de flashbacks para componer la historia personal, hasta que todo va encajando. Se podría decir que la acción presente es un slasher bastante violento y repleto de gore muy bien filmado, y los flashbacks construyen un drama familiar y personal muy bien interpretado.
El problema es tal vez esa recreación en la violencia, cosa que en el fondo muestra el estado mental que ha llevado a la protagonista a tal catarsis. También resulta curioso que no es una asesina "perfecta", como otros serial-killers, sino que se muestra a veces torpe, comete errores y hasta le sonríe la suerte en alguna ocasión. Esto no hace otra cosa que dar un poco más de realismo a la situación ultraviolenta.
¿Lo peor? Que chirría bastante ese final, moderadamente pasable en una cinta de ficción pero del todo increible en un producto "basado en hechos reales" (ver spoiler).