A pesar de, o mejor dicho, a causa de estar basado en hechos reales, este telefilm no se eleva por entre sus congéneres relativas al drama pseudo-judicial de investigación criminal. ¿Por qué? Pues por eso, porque la película tendrá mucha fuerza dramática, mucho mensaje de apego incondicional a la familia pase lo que pase, y despertará mucho comentario del tipo "pobrecito el chaval" o "hay que ver cómo está todo"; pero naufraga a la hora de llamarnos la atención y de darle un poquito de vidilla al asunto para sacarnos de un aburrido proceso administrativo de reclamaciones y plazos judiciales recurribles. Digamos que se queda en contarnos de forma sencilla tales procesos, con algunas salpicaduras sensibleras en plan flash-back, que no hacen sino asemejarla mucho más a los telefilms vespertinos de fin de semana.
Una lástima, porque ni las interpretaciones (correctas, eso sí) salvan al producto del olvido facilón.