¿Quién no ha sentido que camina en medio de una ciudad puerca, llena de piltrafas desagradables y de gentuza anónima que, grotescamente, parecen burlarse en nuestra cara de nuestro malestar social por tener que compartir el mismo aire?

Taxi Driver es un reflejo de una sociedad malherida y decadente, a través de los ojos de un ciudadano común que, y debo decir que de una manera absorbente, poco a poco empieza a perder la cordura por la ineludible necesidad de tener que convivir con los frutos más bajos y malolientes de dicha ciudad (Nueva York), hasta que decide dejar las palabras y tomar decisiones radicales.

Me llamó poderosamente la atención de principio a fin, pero, siendo honesto, no creo que sea una película para todo el mundo. Misántropos abstenerse, les puede quedar bailando un par de ideas algo extremas en la cabeza.