Durante la primera mitad de este 2019 he estado medio revisando la filmografía del gran Guillermo del Toro. Y digo ´medio´ porque, en realidad, solo le he dado play a las que tenía ligeramente olvidadas y a las que directamente tenía pendientes. Extrañamente detuve mi fascinante viaje por su obra a falta de descubrir sus dos primeros trabajos. Visto lo cual he decido convertir uno de ellos, "Mimic", en el pistoletazo de salida a mi noche de Halloween 2019. Y no se podía empezar mejor. A partir de hoy me hago devoto absoluto, de esos de procesión en Semana Santa aunque caigan chuzos de punta, de este primer largometraje del cineasta mexicano en Hollywood.
En "Mimic" Guillermo del Toro agarra al Seth Brundle de "La mosca" (David Cronenberg, 1986) para convertirlo en un salvaje psicokiller de slasher noventero. El mexicano nos pone en medio de una indómita batalla entre el ser humano y la naturaleza, con las lóbregas alcantarillas y bocas de metro neoyorquinas como fascinante marco, y todo con la evolución como arma de doble filo. Cucarachas mutadas gigantes sirviendo de azote ante un ser humano con evidente complejo de dios. ¿Qué más se puede pedir?…
Guillermo del Toro siempre ha estado reñido con el montaje que se estrenó en salas de "Mimic". Las interferencias de los Weinstein, algo habitual por parte de estos señores en tres cuartos de las películas que produjeron, lastraron mucho al director. Aunque, siendo su debut en Hollywood, muy optimista era si pensaba que podría hacer lo que quisiese. De ese odio surgió un director´s cut que, en realidad, poco o nada aporta al film ya que, lo mejor que figuraba en el guion y más le seducía a del Toro, nunca se lo dejaron filmar. Mira Sorvino fue una de las pocas que siempre apoyó al realizador durante el rodaje, defendiendo la idea que tenía este del film. De ahí quizás que, a partir de aquí, su carrera se fuese al traste.
Estoy absolutamente convencido que si hubiera descubierto "Mimic" de peque, se habría convertido casi con total seguridad en película de esas fascinantes de ver mil veces sin cansarme. Algo parecido a lo que me sucedió, por ejemplo, con la "Godzilla" (1998) de Roland Emmerich. Film que se lanzo un año después que este segundo largometraje de Guillermo del Toro. Y es que, si a día de hoy "Mimic" me ha tenido noventa minutos sin apoyar la espalda en el respaldo del sofá, ¡qué no habría hecho con mi yo de diez años! Cosa fomentada por ese halo de misterio e intriga que posee la cinta. Guillermo del Toro va solapando lo extraño en un sólido y gustoso in crescendo de atmósfera que explota definitivamente en el tercer acto.
En fin, devoción absoluta por "Mimic".