Valga ante todo que admiro a Quentin Tarantino y he visto la mayoría de sus películas, con la única excepción de Death Proof. No por nada, sino que siempre por algún motivo queda alguna pendiente. Con Los odiosos ocho he visto una película por un lado diferente a las demás pero por otro bastante parecida a alguna. Pero en modo alguno he visto una obra maestra como puedan ser las joyas más recientes de Malditos bastardos o Django desencadenado, esta última ambientada igualmente en el lejano oeste.

La duración de la película es excesiva. Cuando es entretenida, hay buenos diálogos y pasan muchas cosas no importa. Pero en este caso me da la impresión de que Tarantino lía mucho el guión. Y él sabe hacer historias muy buenas, pero aquí se le ha visto falto de inspiración en buena parte del metraje. Hasta el punto de aburrirme. Lo que nunca había logrado en las anteriores obras. Hay muy poquita acción durante bastante más de la mitad de la película, de igual modo que pocos tintes de humor irónico. Afortunadamente llega un momento en que la cosa cambia y este producto evita ser el truño que amenazaba ser.

Los protagonistas son una serie de individuos con personalidades bastante diferenciadas. El duro, el sibarita, el loco, el violento, el veterano... Pero algunos de ellos no se aprovechan demasiado e incluso sobran. Que por cierto, al principio de la película se cataloga a esta de la octava película del director. Desconozco si cada personaje representa a una de ellas, pero en todo caso NO es la octava sino la novena. A no ser que Kill Bill la consideremos como una sola. En todo caso, llega un momento en que nos viene a la mente un deja vu de Reservoir dogs: es una nueva versión, más claustrofóbica y mucho más oscuro. De hecho, los colores predominante son el color negro y el blanco y el sonido del viento colabora también a crear un ambiente inquietante.

Lo bueno de Tarantino es que siempre nos sorprende. Nada es previsible en sus películas y es lo que más nos gusta de él. Aquí por supuesto lo consigue y como más o menos ya le conocemos algunos sabemos que cualquier cosa puede ocurrir en las situaciones más tensas y que los giros del guión pueden aparecer al instante. Al menos ahí sí está bien acertado y resulta fiel a sí mismo. Pero ni mucho menos dejará un recuerdo tan eterno como otras de sus obras.