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Voto de GonzaloyGracias:
8
Thriller. Drama Mildred Hayes (Frances McDormand), una mujer de 50 años cuya hija adolescente ha sido violada y asesinada, decide iniciar por su cuenta una guerra contra la Policía de su pueblo, Ebbing, al considerar que no hacen lo suficiente para resolver el caso y que se haga justicia. Su primer paso será contratar unas vallas publicitarias denunciando la situación y señalando al jefe de policía, William Willoughby (Woody Harrelson), como ... [+]
21 de febrero de 2018
8 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tres anuncios en las afueras de Martin MacDonagh, nos cuenta a bocajarro la historia de una madre a cuya hija han violado y asesinado. Meses después del atroz suceso la policía de Ebbing, Missouri, no tiene ninguna pista. Es más, la madre de la víctima sospecha que la policía no solo es inepta, sino que se ha desinteresado del asunto por el hecho de que es una mujer de clase media baja. La reacción de la madre, gastando sus ahorros, es contratar esas tres vallas publicitarias del título de la película, situadas a la salida de la ciudad, que claman contra el sheriff y la policía local. A la madre encolerizada (Frances MacDormand, Fargo), no se le pueden pedir razones sobre su rabia, ni sobre otros actos desesperados que cometerá más adelante. Como ha comentado la actriz, su personaje no es ni el de una heroína ni el de una antiheroína, no cabe identificarse con ella, ni el director busca nuestra complicidad o nuestra simpatía. En todo caso nos coloca ante el hecho de que hayan podido asesinar a una de nuestras hijas y nos deja los interrogantes sobre nuestras reacciones.
El resto de personajes sigue la pauta general del guion sobre la innata ambigüedad de nuestro comportamiento, y así el presunto sheriff inepto es un personaje poliédrico y, en cierta medida, ejemplar, y uno de los policías (racista, violento e idiota), mutará durante el film hacia la empatía con las víctimas y hacia el sacrificio para resolver el caso. El director, guionista y dramaturgo, Martin MacDonagh, maneja un elenco de personajes fascinantes, antipáticos y llenos de aristas. Maneja, igualmente, cierto gusto por los giros de guion, por epatar, y por impedir a toda costa que haya personajes de una pieza, sean héroes o villanos, y que por tanto no nos podamos identificar con ellos o repudiarlos. Con ciertos efectismos y bastante desenfreno, nos muestra una sociedad brutal, donde el afecto o la solidaridad quedan reducidos a ámbitos mínimos.
Todavía tengo en la retina cómo un policía tira por la ventana a un publicista, o cómo es incendiada una comisaría con cócteles molotov… La rabia es inmensa. Y la sociedad o las instituciones para encauzar esa rabia hacia la justicia, parecen inexistentes.
GonzaloyGracias
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