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Voto de GonzaloyGracias:
7
Aventuras. Drama Inspirada en los hechos que tuvieron lugar durante un intento por alcanzar el techo del mundo en 1996, narra las peripecias de dos expediciones que se enfrentaron a la peor tormenta de nieve conocida. En un desesperado esfuerzo por sobrevivir, el temple de los alpinistas se ve puesto a prueba al tener que enfrentarse a la furia desatada de los elementos y a obstáculos casi insuperables. (FILMAFFINITY)
6 de octubre de 2015
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Como los lectores seguramente saben por la abusiva publicidad, narra una desastrosa expedición al Monte Everest en 1996 que acabó con la vida de un puñado de aficionados al montañismo. Desconocedor de este mundo deportivo, me entero de que hay agencias que se dedican a organizar la escalada del Everest -por un precio-, dirigidos por alpinistas expertos. De igual modo, aunque lo haya leído en la prensa o visto en televisión, tomo conciencia de la aglomeración de expediciones que intentan alcanzar la cima a la vez produciendo atascos, disputas, basura y cierto caos. Al menos en 1996.
En conversación con Edurne Pasabán hace unos años -la primera mujer en ascender los catorce “ochomiles” del Himalaya- sobre su extraordinaria proeza, me transmitió una imagen menos comercial y competitiva de estas expediciones, y más deportiva y desinteresada. Su presencia y sus hazañas me produjeron el respeto de estar ante alguien en verdad singular. Y la causa eran esos “ochomiles” escalados, incluido el Everest, el Sagarmatha nepalí.
Ante Everest, la película, me encuentro con algo tan raro hoy en día como es una película de aventuras narrada con intensidad, donde los protagonistas no son tanto los humanos -que lo son- como la propia naturaleza en su estado extremo y, en este caso, ese monumento en forma de terrible montaña como es el Monte Everest. Es la misma experiencia sentida ante El último lobo de Jean-Jacques Annaud y sus paisajes desolados de nieve y ventisca, donde la supervivencia es un juego de vida y muerte.
Ciertamente los personajes, quizá excesivos en número, se tornan borrosos y difíciles de distinguir unos de otros, y quizá las instantáneas de vida personal y sentimental de los escaladores no encajen o no nos incumban demasiado, y es posible que la crítica sobre los intereses comerciales y competitivos que propiciaron el desastre en la cumbre, siendo pertinentes, no sean el núcleo de atracción de esta película. Lo apasionante es la montaña intratable, el hielo perenne, el frío aniquilador, y la lucha de unos hombres y mujeres a vida o muerte por sobrevivir a la adversidad no esperada: que una vez alcanzada la cima, falten las fuerzas para regresar, escaseen las botellas de oxígeno o se eche encima una ventisca descomunal…Todo lo anterior está contado con vigor, con imágenes espectaculares y estremecedoras que no me ha proporcionado ningún documental, aun sabiendo del uso y abuso de la imagen digital y del rodaje del film en los Alpes. Como en El último lobo, el uso del 3-D es oportuno y a pesar de la perdida de luz de la película, el Everest gana en profundidad y se vuelve extrañamente abisal.
El periodista que forma parte de la expedición pregunta a cada uno de los montañeros por qué emprende esta aventura arriesgada. Las respuestas son decepcionantes. Sí, la montaña está ahí y es una gran tentación ser uno de los pocos humanos en haberla hollado. Yo estuve en el Everest es una frase que pocos podrán pronunciar. Como Edurne Pasabán.
GonzaloyGracias
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