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Voto de Ford Farleine:
5
Fantástico. Aventuras. Drama En un mundo asolado por los pecados humanos, Noé, un hombre pacífico que sólo desea vivir tranquilo con su familia, recibe una misión divina: construir un Arca para salvar al mundo del inminente diluvio. Todas las noches tiene una pesadilla recurrente en la que puede ver la catástrofe provocada por ese diluvio, pero después el sueño termina con la reaparición de la vida en la Tierra. (FILMAFFINITY)
16 de mayo de 2017
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Lectura del personalísimo Darren Aronofski de un episodio de importancia capital en la Biblia (y otros libros sagrados) como es el Diluvio Universal, pero de una forma algo estrambótica. Así, un momento de importancia capital (pero no muy cinematográfico, la verdad) en manos de un cineasta tan irregular como Aronofski (autor de la rarísima “Pi”, la desasosegante “Cisne negro” o la importantísima “Réquiem por un sueño”) da como resultado un film de lo más extraño que se haya podido ver. Pues aquí vuelve a írsele la mano como ya le pasara en “The Fountain” y nos encontramos con una de las películas más raras que yo haya visto, ergo, de las más aburridas. A más no poder.
De la primera parte, lo que más se puede destacar es la escena del diluvio aunque merece también la pena la escena en que los ángeles se convierten en piedra; me dejó ojiplático, preguntándome qué se habría fumado Aronofski, porque sea lo que sea, yo quiero. Es un episodio bíblico y mitológico, no muy cinematográfico pero sí interesante.
Viendo el metraje, era inevitable el preguntarse qué habría sido de la película si el director hubiera tomado partido, haciendo una lectura más humana del drama, pero en vez de eso, se le va la olla con elementos primigenios y de la mitología del Antiguo Testamento que, si bien hacen que aparezcan escenas que quieren ser espectaculares, les quitan peso dramático al conjunto.
La segunda parte de la película opta ya por la ida de pinza total, tipo “El resplandor”. Nuestro protagonista empieza a perder la chaveta dejándose llevar por la sinrazón, se deja llevar por la obsesión de la llamada de lo divino, por la obligación impuesta.
En definitiva, una película fallida a pesar del esforzado trabajo de su carismático reparto encabezado por un pasado de rosca Russell Crowe y por la bellísima Jennifer Connelly como su sufrida esposa. Emma Watson luce palmito por aquí y los papeles de Anthony Hopkins y (sobre todo) Ray Winstone son casi de risa, este se debe a que hacía falta un antagonista con finalidad dramática.
Lo mejor de todo es la credibilidad histórica y la documentación sobre un episodio tan importante de tantos libros sagrados porque cuando uno ve la película piensa: es verdad, se debió de vivir así en esa época. Pero lo peor es que es muy aburrida.
Ford Farleine
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