Me habita desde que la vi, la última cinta del manchego me llegó mucho más allá de la piel para apoderarse de mi mente poco a poco hasta hacerse dueña después de un pedazo de mi corazón, sí, es una película angustiosa, y sí, es una historia gris, de dolor, de lo peor del ser humano, pero también es, bajo mi punto de mi vista uno de los proyectos más atrevidos y lúcidos que he visto hasta la fecha.

Creo que Almódovar salta al vacío con una historia dura, fuerte, absurda, interesante, pasional, incluso ridícula a ratos que te mantiene pegado a la pantalla. Y lo hace sin temblar, con un pulso casi quirúrgico, con inteligencia y vorazidad. Dirigiendo magistralmente a un sorprendente renovado Antonio Banderas, a una como siempre brillante Elena Anaya, sin duda la mejor para este papel, una gran Marisa Paredes no tan a la altura en este caso, puede que por el fallido intento de acento "brasileño", lo mejor sin duda alguna, el debut de Blanca Suárez...

En conjunto, toda esta pequeña gran locura logra que viajes desde la butaca a lugares insospechados de tu moral y que encuentres lo que nunca creías encontrar... un final de lo más simple y a la vez sobrecogedor... entonces sientes que la película ha dejado de habitar la piel de Elena para habitar la tuya, sí, me habita, la película me habita y me gusta... ahora es la peli que me habita la piel.

Y lo cierto es que es un auténtico placer descubrir hoy en día que el cine español, lejos de lo que muchos piensan, goza de muy buena salud, o al menos, puede ofrecerte de vez en cuando joyas de tal calibre como esta. Bravo Almodóvar!