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España España · Valencia
Voto de brassneck:
4
Documental King Crimson no es una banda. Es una metodología para crear música extraordinaria que lleva durando 50 años. Robert Fripp le pide a Toby que haga una película sobre Crimson, pero se marcha en cuanto sacan las cámaras. (FILMAFFINITY)
15 de julio de 2023
11 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Todo lo que había leído sobre este documental eran maravillas, que si era el retrato definitivo, el documento más completo sobre su trayectoria, la filosofía de Fripp explicada como nunca, con todos los implicados exponiendo su particular punto de vista. Pues bien, todo mentira.

Estamos ante un rutinario recorrido sobre las últimas giras de la bestia, una especie de access-all-areas pero menos. ¿Qué sentido tiene documentar la gira de una banda que vive actualmente instalada en la nostalgia, tocando prácticamente solo música con medio siglo a cuestas? KC fueron grandes en su primera etapa, descomunales en la segunda, curiosos en la tercera y absolutamente prescindibles en la cuarta y última. Por desgracia, el 95% del documental pivota sobre esa última etapa: musicazos de nivel indiscutible sometidos al yugo Frippiano, que empezaron ofreciendo música arriesgada pero aburrida y sin propósito y han acabado revisitando el catalogo más legendario de grupo casi nota por nota, reincorporando incluso antiguos miembros que acabaron a tiros y que han vuelto al redil intuyo que no precisamente por compromiso artístico. Miembros que expresan su opinión curiosamente conciliadora ahora después de años de incomunicación. Solo Belew se suelta la melena un poco dejando entrever el peculiar carácter del amigo Robert.

Y es ahí donde me hierve la sangre. KC fueron uno de los grupos de mi vida durante décadas, y siempre fueron lo contrario a este sinsentido aséptico y vacío. Más que una mera banda de rock, fueron ejemplo de compromiso y riesgo, enfrentándose a la industria, sin concesiones y con una filosofía propia que iba años por delante del statu quo del momento. Siempre fueron el vehículo de expresión de Robert, un personaje de complejo carácter pero (casi) siempre coherente y admirable, y no pasa nada por reconocer que todo, absolutamente todo, orbitaba a su alrededor. Entonces, ¿qué es esto? Conciertos impecables en salas solo al alcance de gente adinerada, despliegue técnico que convierte en secundario lo que debería ser primordial, un enfoque crítico inexistente más allá de un par de excusas rollo "es que yo soy así".

Y no. Pretender que este documental es un reflejo mínimo de lo que fue KC es tan risible como absurdo. Ni documenta su trayectoria, ni explica el porqué de sus cambios de dirección y formación, sus aparentes contradicciones, lo que supusieron esos discos en el devenir del rock, la importancia del pensamiento de Fripp sobre los mecanismos de la industria (los de entonces y los de ahora)... Había tanto que contar y explicar y nos vienen con esto. Que con cualquier otra banda no dejaría de ser anecdótico, pero con KC solo podemos tildar de traición. Si es verdad que es la coda de su existencia, la cosa va a ser más triste todavía.
brassneck
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