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Voto de Darius Somerset:
8
Drama. Romance. Comedia Adaptación de tres cuentos del escritor francés Guy de Maupassant que versan sobre el placer: - Un hombre extraño, que asiste a un popular baile de máscaras en París, baila hasta caer extenuado. El médico que lo atiende descubre sorprendido que tras la máscara se oculta un anciano. Cuando lo acompaña a su casa, la esposa le cuenta al médico la triste historia del bailarín. - A Madame Tellier, que regenta un prostíbulo, la invita su ... [+]
25 de noviembre de 2010
21 de 22 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando se degusta una película de Max Ophuls uno tiene la sensación de asistir a un espectáculo de elegancia cinematográfica sin precedentes, de vivir en primera persona un drama en movimiento que crece y crece hasta volverse real. Ophuls filma la vida en movimiento, o mejor aún, filma el movimiento de la vida con un naturalismo y una agilidad como pocos lo han conseguido. La puesta en escena, planificada como un baile de salón, y el control exhaustivo de los elementos espaciales, hacen del cine de este director alemán una verdadera delicia para los sentidos. La cámara de Ophuls camina por la escena como un personaje más, progresa en la trama paso a paso, giro a giro, y representa el espacio con una nitidez minuciosa, describiendo sinuosos movimientos por los decorados de cada película (véase el soberbio plano secuencia que sigue a madame Terrier por toda la mansión en Le plaisir).

En las películas de Ophuls se puede apreciar claramente una serie de rasgos temáticos y formales que impregnan toda su filmografía. Destacan en sus obras lúcidas reflexiones sobre el misterio del amor y sus consecuencias, dramas salpicados de sutiles ironías y sobre todo, un naturalismo poético heredado de las grandes corrientes literarias de finales del siglo XIX, que le han llevado a explorar el universo femenino como pocos.

No es de extrañar que en 1952, Ophuls llevara a la pantalla a ese gran naturalista y maestro del relato breve francés que es Guy de Maupassant. Los puntos en común entre estos dos artistas son evidentes: Maupassant describe el entorno y los personajes con una cercanía innata, con una familiaridad cotidiana, y narra la gran tragedia de la vida describiendo los hechos desde el todo a lo concreto para mostrar una sociedad perdida en su propio desconcierto. Lo mismo ocurre con Ophuls, que narra el conflicto humano desde dentro, desde la vida, sin más artificios que su propia voluntad de ser coherente con la realidad sensitiva.

En Le plaisir Ophuls adapta tres relatos cortos de Maupassant utilizando el placer como nexo de unión para reflexionar sobre la juventud (La máscara), la pureza (La casa Tellier) y la muerte (La modelo). Una voz en off narra los relatos de Maupassant consiguiendo una perfecta fusión entre literatura y cine, hasta lograr una pieza de enorme poder evocador.

Maupassant y Ophuls se reúnen en esta excelente película con la intención de relatar cómo la bondad, el deseo, la arrogancia, el amor y el desamor forman parte por igual del ser humano. Con la intención de emocionarnos gracias a una familia de prostitutas de buen corazón, o por otro lado, de inquietarnos con la historia de un anciano que cubre su rostro con una máscara de cera para pasar por un joven de aspecto lozano. Y es que a fin de cuentas eso es el naturalismo, contar lo que sucede alrededor y dotarlo de veracidad, crear la épica, demostrar que los seres humanos somos fascinantes y que la realidad supera siempre la ficción.

David Rodríguez
Darius Somerset
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