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Voto de Francisco Javier Millan:
8
Drama Eric Lomax (Colin Firth) es un oficial del Ejército Británico fascinado desde su infancia por los ferrocarriles. Durante la Segunda Guerra Mundial fue capturado por los japoneses en la campaña de Singapur (1942) y enviado a un campo de trabajo en la línea férrea entre Birmania y Tailandia. Allí, consiguió sobrevivir a pesar de las terribles condiciones de vida y de las torturas que sufrió. Muchos años después, instalado en el norte de ... [+]
9 de julio de 2014
14 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Curioso lo que ha ocurrido con esta película. Tiene todos los elementos necesarios para gustar y para arrasar en premios, y por el contrario ha pasado de puntillas y ha sido completamente olvidada. El mundo del cine cada vez es más inexplicable.
Además me cuentan que durante la proyección en el Festival de San Sebastián fue uno de los títulos más aplaudidos por el público, mientras que la crítica especializada la recibía de una manera tibia y distante.
Cada cual que saque su conclusión, la mía está muy clara, estamos ante una película magnífica, que con un poco más de esfuerzo quizás hubiera sido extraordinaria.
Comienza de una manera muy diferente a lo que esperas, un hombre maduro, retraído, conoce a una mujer en uno de sus múltiples viajes en tren por Inglaterra. Todo parece que quiere discurrir por terrenos románticos con los paisajes de las Highlands de fondo. Pueda nada más lejos de la realidad.
El argumento nos deriva a las consecuencias de la guerra y a un universo que bien podría ser deudor del trabajo de cineastas como David Lean, del que bebe clarísimamente en contadas referencias a una de sus obras más conocidas “El puente sobre el río Kwai”. Pero a diferencia de esta recordada película, que apelaba al optimismo en medio de la barbarie, nos encontramos con un desarrollo mucho más cruel y repleto de torturas.
La trama se mueve en dos espacios temporales, y aunque temes que la cosa se embarulle, no tarda en centrarse y atraparte durante todo el metraje. Es una película pausada para ver tranquilamente y para disfrutar de sus excelentes interpretaciones. El siempre sólido Colin Firth da paso a su versión más joven con el rostro de Jeremy Irvine, un actor emergente, que da un paso más en una excelente interpretación, en ocasiones visceral. Nicole Kidman por el contrario, sin añadir nada nuevo ni destacar especialmente, pone su contrapunto, y el motor que mueve al corazón del protagonista. Y es que cuando uno tiene alguien a su lado, las cosas se ven de diferente manera.
Es una película que nos habla del perdón y de cerrar viejas heridas, algo que no solo se debe aplicar a tiempos de guerra, sino también a tiempos de paz.
Y un canto de amor hacía el ferrocarril, el medio de transporte más querido por muchos viajeros.
En resumen, una gran moraleja, y una gran lección de cine a la antigua usanza.
Francisco Javier Millan
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