Viendo esta película da la impresión que hacer buen cine tampoco es tan difícil. Sin embargo sí debe serlo porque yo al menos no veo muchas cosas tan bien hechas como esta.

Un cuento sencillo, con personajes feos del siglo XXI, que aún existen hoy en día por si alguno no lo sabe, que nos cuentan que todavía se puede hacer magia sin i-pods ni i-phones ni i-pads. Feos pero no i-diots. Personas marginales de barrios olvidados a las que todos vamos a tener que acabar recurriendo como algún gracioso apague la luz.

Y para crear humanidad, ternura, esperanza, humildad, amistad etc no hace falta que salga ningún negro inmigrante apaleado con bates de baseball, ninguna mujer violada en grupo, ni ningún rojo torturado por fachas. No hace falta que nos encojan en la butaca, lo que hace falta es saber de que va esta cosa del cine y hasta donde llega su lenguaje.

Los personajes, mucho más complejos y modernos de lo que pueda parecer a simple vista, están pintados con nitidez, sin pretensiones. Son completamente reales. No hay ninguna sola conversación sobre la desgracia de sus vidas, ni la desesperanza, aunque no tienen pelas y sufren enfermedades. Vamos, que nos dan una lección en cada escena.

Y el grupo ese "Little Bob", joder yo no les conocía, uhhhha rock'n roll !!!!