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Voto de antonio lopez herraiz:
7
Ciencia ficción. Acción Sarah Connor (Linda Hamilton) y Grace (Mackenzie Davis), una híbrido de cyborg y humano, deberán proteger a una joven del Rev-9, un nuevo Terminator que viene del futuro. (FILMAFFINITY)
1 de noviembre de 2019
44 de 73 usuarios han encontrado esta crítica útil
Mejor tarde que nunca. A James Cameron le ha tocado esperar en el banquillo -bueno, no exactamente, ha estado ocupado en otras cosillas- durante algo más de 25 años para retomar esto justo donde lo dejó. O casi. Porque en esta ocasión, para la primera película de la franquicia en la que se involucra desde 'Terminator 2: El juicio final' (1991), se ciñe a la labor de productor y autor de un nuevo argumento -guionizado por David S. Goyer, Justin Rhodes y Billy Ray- que promete ser -a ver si esta vez sí- el comienzo de una nueva trilogía auspiciada por el mismísimo padre de la criatura. En lo tocante a la silla del director, Tim Miller se limita a actuar como el conductor de un coche prestado, siguiendo las indicaciones de un GPS programado por el propio Cameron, e intentando no salirse -no más de lo necesario- de la línea descrita por las dos primeras entregas, y manteniendo vivo a su vez el crédito ganado como realizador de cine de acción tras dar la sorpresa con 'Deadpool'.
Mackenzie Davis se quita de encima la encorsetada camisa de protagonista de 'dramedias indies', simbiotizando en un solo personaje a Kyle Reese, el T-800 y la Sarah Connor de los años 90, sin cerrarse a la posibilidad de que en ella exista también una más que palpable huella dejada por la cyborg Summer Glau -pionera en eso de ser una heroína robótica en TV con 'Las crónicas de Sarah Connor- a la hora de encarar su rol. Natalia Reyes hace lo que buenamente puede como el reflejo de aquella Sarah Connor vulnerable y asustada a la que una situación fortuita obligó a pasar de ser una chica corriente a líder guerrillera del futuro.
La labor de arrear estopa contra el nuevo terminator -Gabriel Luna, al igual que Kristanna Loken hace más de tres lustros, cargando con el peso de no ser Robert Patrick- se la reparten un autocomplaciente Arnie con ganas de reírse un poco de sí mismo (a lo cual se ha ganado sobradamente el derecho) y colgar de una vez el chip de su CPU junto a la felizmente recuperada Linda Hamilton, que ya es más Terminator que el propio Terminator, dándose el gustazo de robarle al Chuache su frase más icónica, y que tras dos intentos fallidos del roble austríaco para liderar a la resistencia humana sin ella, reclama su turno para volver a la liga del cine mainstream de la que jamás debió desaparecer.
'Terminator: Dark Fate' (2019, Tim Miller) no está a la altura de sus dos primeras predecesoras, pero al menos sí es el 'Terminator 3' que me habría gustado ver hace 16 años.
antonio lopez herraiz
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