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Voto de antonio lopez herraiz:
9
Acción. Comedia Joe Hallenbeck, un detective privado en horas bajas, había sido uno de los más importantes agentes del servicio secreto norteamericano, pero su carrera terminó al enfrentarse a un político corrupto. Por su parte, Jimmy Dix, una gran estrella del fútbol, cae en desgracia al verse involucrado en un escándalo. Ambos unirán sus fuerzas para resolver un turbio caso en el que se ven implicados. (FILMAFFINITY)
11 de mayo de 2023
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Llamémoslo ejercicio de retroalimentación, ironías o paradoja, pero sí, tanto a John McClane tal y como lo volveríamos a conocer unos años después como al mismo tipo de héroe de acción al que Bruce Willis seguiría recurriendo en ocasiones puntuales durante otro par de décadas, iban a patentarles media personalidad el distinguido creador de la competencia directa en materia de género Shane Black -creador de los personajes principales de 'Arma Letal'- y, sin pretenderlo, Norman Jewison cuando lo bautizase como antihéroe -intimista, eso sí- cínico y borrachuzo en 'Recuerdos de guerra'.
Si al morro torcido, las pullas incesantes -con, qué curioso, el Roger Murtaugh televisivo, Damon Wayans- y una vida familiar de mierda le encasquetas acción y humor... ¡voilà! Tenemos al cabroncete pelopincho en el que se tornó en su estado natural. Ser cool y un tipo duro nunca resultó tan proporcional a una apariencia desgastada desde los tiempos de Steve McQueen... hasta ahora:
" - ¡Me gustaría oírte gritar de dolor!
- Pues ponme un rap".
En los 90 si lo que querías era que un tío mierda al que nadie querría al lado te salve el culo de los malos tenías a Bruce Willis. Y si querías atiborrarte de violencia, explosiones y chistes de colegas armados -un detective y un jugador de fútbol caídos en desgracia- tenías la pluma que guionizaba los mejores pifostios explosivos para los directores que mejor traducían sus follones con imágenes: desde Richard Donner a Renny Harlin o John McTiernan y, aquí, el más que inspirado hermanísimo Scott, Tony, que raramente solía aburrirnos (con bastante menos asiduidad que Ridley en trabajos venideros). Lo que se va fraguando entre Bruce Willis y Damon Wayans, por otro lado, es un campo de pruebas perfecto para lo que tendría que pasar entre el primero y el semiconocido Samuel L. Jackson.
Las amenazas y la extorsión, con obligatorio peaje de Willis atado a una silla fumándose un pitillo mientras lo corren a hostias, son del veterano Noble Willingham, a años luz de su ranger campechano y majo que se echaba unas cervezas con Chuck Norris en la tele. A Danielle Harris también se le da de miedo tocarle las narices al detective "y padre" Willis, pero lo hace verbalmente... ya venía entrenada de tanto esquivar a Michael Myers o ejercer como sobrinita de un debutante Steven Seagal.
Ni a Joel Silver o a Bruce Willis les caían en gracia Scott y Black, ni a Shane Black y Tony Scott les gustaban Silver y Willis. Y a Michael Kamen le parecía un cagarro lo que hicieron todos. Por fortuna corrían tiempos en los que las películas de de acción salían bien hasta cuando nadie lo pretendía, y más si Stuart Baird arregla el desaguisado en la sala de montaje.
Por cierto, que no os confunda ver a Halle Berry y creer que está casi igual que en ésta, su tercera película: los misterios de la genética y el mindfulness son inescrutables. O puede que Joel Silver siempre sepa cómo convencerla para que dé su mejor DO de pecho (no sería la última ocasión, ni la más... ejem, gráfica de sus colaboraciones).
¡¡¡Yipi Kai Yei hijo de ... ah no, calla, que eso no era de aquí. Bueno... tanto monta, monta tanto.
¡La vida es una mierda!
Bienvenido a L. A.
antonio lopez herraiz
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