Blade Runner, casi nada.
Sin duda alguna la mejor película dirigida por Ridley Scott (incluso mejor que “Alien el 8º pasajero”), y desde luego la mejor película que hizo y hará Harrison Ford.

Una obra que trata de la vida, de la muerte, del amor, del amor a la vida.
Humanos enamorados de replicantes, seres con fecha de extinción que justo antes de su muerte salvan la vida de su perseguidor, encuentros entre máquinas y sus creadores, frases y escenas tan impresionantes como las de Rutger Hauer en la azotea, la música de Vangelis, la ciudad de Los Angeles más oscura y lluviosa que hemos visto, y esas columnas de fuego...

Lo peor: Las imágenes de archivo que los productores obligaron a poner al director al final de la película, lamentable.
Aconsejable ver la versión del director, donde el sr. Scott elimina la voz en off y obliga o permite al espectador pensar un poco, además de eliminar el patético final de la versión original.

Un clásico, una obra maestra de la ciencia ficción y una de las mejores películas de los años ochenta junto con Toro Salvaje y Érase una vez en América.