Antes de que Michael Bay se dedicara a la diversión por encima de cualquier otra cosa (y me gusta su cine a pesar de todo), nos dejaría la que probablemente es una de las películas que mejor consigue hacer la transición entre la acción ochentera y la que vendría en el nuevo milenio. La Roca es una película emotiva, en muchas ocasiones épica, que no necesita de cámaras lenta en demasía para garantizar su impacto visual. Convendría que Michael Bay la volviera a ver para que entienda que no todo es saber hacer bien la foto, sino que también es saber qué se está fotografiando.

Un reparto inmejorable con un Sean Connery en su madurez, un Nicolas Cage que se abría la puerta como héroe de acción de finales de los 90 y principios de los 2000 y secundarios de la talla de Ed Harris o Michael Biehn. A veces es como si Michael Bay fuera el pupilo de James Cameron y hubiera cogido de él el gusto por la acción buena, la derrochadora y la también inmortal.

La Roca tiene un argumento directamente impropio de una película de estas características. Su mera trama es ya una justificación de buscar algo que funcione de verdad y no acabar haciendo la misma película una y otra vez. Era sencillo meter en la película un mero asalto terrorista en Alcatraz, o cualquier otro pretexto para que "los buenos vayan a por los malos", pero hay mucha más chicha dentro de esta producción que promete explotar tantas cosas como palomitas puedas comer.

Todavía a día de hoy una de las mejores películas de acción.