Nuevo intento de reunir en una misma cinta ciencia ficción con cine de terror y nueva desilusión para los amantes del género. Los primeros minutos, como suele ocurrir en este subgénero, son bastante acertados, incluyendo unas dosis de intriga y suspense que la hacían diferente al resto, pero conforme se avanza en la película todo converge hacia lo que es más una pérdida de tiempo que un disfrute.

El principal error, aparte del catastrófico reparto, es que la película transcurre demasiado tiempo bajo el subsuelo del metro de Nueva York, y lejos de conseguir un efecto claustrofóbico lo que se consigue es una larga sensación de tedio. La película en definitiva no ofrece mucho más que las buenas sensaciones del principio, como si sufriera una auténtica metamorfosis.

Si nos ponemos a buscar los tres pies al gato encontraremos millones de incoherencias científicas y otros mil puntos criticables, pero es en lo principal, el arte del entretenimiento, en donde realmente falla. Hay cientos de películas que, con un mal reparto, un mal argumento y cientos de defectos más al menos entretienen. Mimic se queda en lo convencional y no pasa de ahí, arriesga en su inicio pero termina aburrida y predecible, como si una buena idea no hubiera podido ser exprimida mucho más.