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Voto de Cinemagavia:
7
Thriller. Drama Ted Bundy fue uno de los asesinos en serie más peligroso de los años 70 pero, además de asesino fue un secuestrador, violador, ladrón, necrófilo... Su novia, Elizabeth Kloepfer, se convirtió en una de sus más fieles defensoras, negándose a creer la verdad sobre él durante años. La historia de sus numerosos y terribles crimenes contada a través de los ojos de Elizabeth. (FILMAFFINITY)
6 de agosto de 2019
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*Las cartas sobre la mesa

El documentalista Joe Berlinger, autor de la paralela serie Las cintas de Ted Bundy, nos sumerge en este biopic con un hechizo psicológico sutil y retorcido para retratar al conocido criminal y asesino estadounidense.

Partiendo de la visión de la novia de Bundy, lleva al espectador por el mismo camino de admiración, atracción y confianza que sedujo a la joven. Pero el logro está en la puesta en marcha de una atracción de ritmo ascendente que juega con las creencias y las emociones del público sin romantizar la figura del violador: la crudeza se esconde en cada segundo detrás de la máscara demoníaca de la locura. Y el recorrido de los personajes nos engancha, nos encandila y toca el corazón, aunque a la vez nos provoca repulsión y miedo. Porque, ante todo, nos encontramos cara a cara con el rostro del peligro envuelto en una dulce e ingeniosa mentira.

*Casting de estrellas

Los actores brillan con luz propia. Y no porque sean artistas reconocidos, sino porque su trabajo se adapta a la perfección a los requerimientos de los papeles, sean primarios o secundarios. De estos últimos, cabe destacar a John Malkovich, como el juez honesto, ecuánime y lleno de rectitud; y a Kaya Scodelario, fiel y sacrificada amiga de Bundy. No obstante, el peso recae sobre la pareja principal.

Lily Collins nos ofrece una actuación bella, sufrida y sentimental sobre Elizabeth Kloepfer. Vemos la calidez de los encuentros con su novio, la incertidumbre y la culpabilidad que van naciendo en ella según avanza la ola de crímenes e inseguridades y el cielo familiar se vuelve negro. Logra que empaticemos con sus motivos y dudas, y deja un sincero recuerdo de las vivencias extremas ante la lucha con la oscuridad.

Y Zac Efron se transforma en alma y piel en Ted Bundy, desde sus gestos y caracterización hasta su presencia en pantalla. Descubrimos el encanto del asesino, su capacidad de seducción y convencimiento de los medios y los ciudadanos, sus habilidades manipulativas y egocéntricas cargadas de frialdad, resolución e inmoralidad, y todas sus escenas están pobladas de una fuerza actoral que brinda lo mejor de Efron para encarnarle con la máxima malignidad, fascinación y tenebrosidad leales a la realidad. Un auténtico monstruo del arte.

*Sabor sombrío

A pesar de sus leves fallos y algunas correcciones técnicas y de adaptación de la realidad (giros que se han modificado para poder construir la trampa mental en el hilo de la historia), la película se sustenta con gran satisfacción por sí misma. Sus casi dos horas de duración están rellenas de escenas muy bien ambientadas en la época que son tanto introductorias como vitales, y estas últimas, por su peso, apego a la verdad y calidad interpretativa y técnica, conmemoran el film como un perfil maravillosamente dibujado acerca de los aspectos humanos y sociales de Ted Bundy.

Sus crímenes quedan supeditados a la imaginación (ver el documental de Berlinger se vuelve esencial y recomendable para indagar y contrastar personas y hechos), pero el viaje es lo bastante tenebroso y lúcido como para arrastrarnos al mismo terror asfixiante y certero que sufre el mundo que ha mirado en los ojos del mal.

Escrito por María Iglesias
Cinemagavia
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