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Voto de Cinemagavia:
5
Ciencia ficción. Terror. Acción Un equipo de investigación inicia una misión que va a explorar las profundidades más abismales del mar. Pero su viaje se convierte en caos cuando un malévolo operativo minero amenaza su misión y los obliga a librar una batalla de alto riesgo por la supervivencia. Enfrentados a colosales Megalodones y a implacables saqueadores medioambientales, nuestros héroes deben correr más rápido, ser más astutos y nadar a mayor velocidad que sus ... [+]
21 de agosto de 2023
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
*Statham como cebo

Hace tiempo, Jason Statham era el rey de las películas de acción disparatadas. Estas películas no eran comedias, pero resultaban ridículas de forma descarada y orgullosa, utilizando la incredulidad del mismo modo que la mayoría de las películas utilizan la suspensión de la misma. A pesar de la considerable destreza física de Statham como luchador, casi nada de lo que ocurría en estas películas resultaba convincente, precisamente lo que las hacía más divertidas. Podía cortarle el brazo a un enemigo y luego utilizar esa mano amputada para apretar el gatillo de su arma y matarlo. Podía golpear la cabeza de un tipo contra el rotor de la cola de un helicóptero.

Los espectadores nos reíamos, hacíamos mueca, salíamos hablando de lo mala que era la película, pero cuando la emitían en televisión, volvíamos a verla encantados. A medida que Statham fue adquiriendo fama, las exigencias de las franquicias se apoderaron de él y perdió un poco de su personalidad.

Esa versión más disparatada de Statham se puede vislumbrar por momentos en Megalodón 2: La fosa, aunque, como era de esperar, tiene que pasar a un segundo plano ante las gigantescas criaturas marinas. El éxito algo inverosímil de 2018 sobre el despertar de un enorme tiburón prehistórico nunca fue tuvo la consideración de cine serio para nadie. La segunda se asemeja por momentos a los sueños que podría haber tenido un niño de nueve años después de ver la primera. Esta vez, hay pulpos gigantes, anémonas marinas asesinas enormes, lagartos demoníacos y super rápidos con colmillos, trajes robóticos extravagantes. Además de paseos cómicos por el fondo marino de una fosa de 7.000 metros de profundidad. Una caos estúpido que podría haber resultado divertido si hubiera incidido más en lo que es la mejor cualidad de la película, esa ligereza argumental.

*Locura desatada

Megalodón 2: La fosa no parece sentirse obligada a respaldar nada de su narrativa con lógica o falsa ciencia cinematográfica. Incluso tenemos una referencia a Tiburón 2, como para asegurarnos que no deberíamos poner el listón demasiado alto. Sin embargo, eso no sirve como excusa para fallar en los elementos narrativos básicos. Megalodón 2: La fosa falla a menudo a un nivel estructural elemental, dejándonos poco claro casi siempre quién hace qué a quién en la pantalla. Otras películas se han salido con la suya en este tipo de caos, pero aquí, la filmación transcurre entrecortada y apresurada sin ser demasiado enérgica.

La primera mitad de la película acaba resultando demasiado pesada para el conjunto. El intento, en vano, de desarrollar a los personajes y justificar sus actitudes no aporta nada. En lugar de centrarse en la razón por la que el público asiste mayoritariamente a una sala para ver esta película, trata de incluir otro nivel. Como si esa fallida inclusión hubiera podido elevarla a otra categoría. La parte final se acerca mucho más a la idea que se podía tener de lo que iba a ser Megalodón 2: La fosa. En ese tramo incluso podemos observar algún que otro plano en el que se nota cierta mano de Ben Wheatley. Pero en general la película es un desastre a nivel narrativo, volvemos a tener otra dosis de imagen nada, tan abundante en los últimos tiempos.

*Las buenas intenciones quedaron en el trailer

Los tiburones, cuando aparecen, son bastante impresionantes, causan el impacto esperado. El mejor efecto especial de la película sigue siendo Statham, que es una figura de acción viviente hasta en sus expresiones inmutables. Cual humorista de cine no sonoro, tiene una habilidad única para poner una cara aún más seria a medida que aumenta lo absurdo a su alrededor. Esta combinación de porte y desprecio hace que queramos verle en las situaciones más ridículas, una emoción que Megalodón 2: La fosa sólo ofrece en ráfagas esporádicas.

La inclusión de Sergio Peris Mencheta, cuya carrera cada día resulta más fascinante, como villano de opereta, es quizás lo más refrescante de un conjunto tan fallido. Su contrapunto al héroe de acción es la única línea que mantiene a flote la película.

El trailer de Megalodón 2: La fosa nos hacía soñar con la maravillosa idea, sacada de la novela original, de una lucha simbólica por convertirse en el gran depredador de la historia. Una idea ya sugerida también en aquel trailer de Jurassic World, con el tiburón blanco, gran depredador en la pantalla, utilizado como cebo para una bestia mastodóntica. La dirección de Ben Wheatley también nos hacía tener cierta esperanza de poder vislumbrar algo de estilo visual llamativo. Todas esas ilusiones se hunden en la fosa ya en los primeros minutos, para apenas salir a flote durante un par de momentos en la recta final. Incluso para personas que sigan de forma entusiasta el género de películas veraniegas de tiburón, resultará difícil disfrutar plenamente de esta Megalodón 2: La fosa.

Escrito por Juan Avilés Torres
Cinemagavia
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