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Voto de Mery:
7
6,4
906
Intriga. Drama
Melanie deja de tocar piano a los 10 años de edad debido a la actitud de la Presidenta del Jurado del Conservatorio, la Sra Fouchecourt. Diez años más tarde, Melanie llega a ser la nana de los niños de la Sra. Fouchecourt que, impresionada por su sensibilidad por la música, la convierte en su "giradora de páginas"... (FILMAFFINITY)
3 de junio de 2012
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me vendían una historia de venganza, suspense y mala saña. Cierto es que gracias a esas miradas y expresiones asépticas de Déborah François en determinados momentos, te recorría un escalofrío por la espalda ante tanta frialdad (que hasta te descolocaba cuando la cara se tornaba afable y sonreía levemente o directamente soltaba carcajadas angelicales). Catherine Frot además de preciosa nos muestra su angustia y sus miedos, pero aunque se aúnen aquí estas dos maravillosas mujeres, hay cosas que no me terminan de encajar, que incluso me chirrían un poco y que deslucen un poco el resultado, que podría haber sido muchísimo más redondo dando una aútentica joya del séptimo arte.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Siempre tenemos que creernos la historia para poder disfrutar de la trama de una película, pero en ocasiones, nos pueden chocar los acontecimientos con la psicología de los personajes. En esta historia de venganza, por ejemplo, me queda una sensación de casualidad que no de causalidad. Parece más que se le apareció la virgen a la excelente y fría Melanie, que que fuera todo un plan meticulosamente preparado, hasta hay momentos en que parece que primero se mueve por la admiración y luego por la venganza.
Me chirría enormemente que alguien con tanto rencor dentro, con esa frialdad y esa autoexigencia ante algo que ama tan fervientemente, haya abandonado su pasión por un contratiempo.
Aún así, tiene grandes momentos, como la escena del chelo, que es absolutamente estremecedora gracias a la interpretación de Déborah François.
Me chirría enormemente que alguien con tanto rencor dentro, con esa frialdad y esa autoexigencia ante algo que ama tan fervientemente, haya abandonado su pasión por un contratiempo.
Aún así, tiene grandes momentos, como la escena del chelo, que es absolutamente estremecedora gracias a la interpretación de Déborah François.