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España España · Moaña
Voto de Bermu:
9
Drama Ante la proximidad de la muerte de una de ellas, tres hermanas se reúnen en la vieja mansión familiar. Una vez en la casa, comienzan a recordar el pasado, y cuando la enferma entra en la agonía desvela la parte más oscura y tortuosa de su vida. (FILMAFFINITY)
17 de junio de 2020
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
La manera en la que Bergman es capaz de desnudar el alma humana y mostrarnos su verdadera cara es sin duda alguna estremecedora.

No cabe duda de que uno de sus mayores miedos y que afrontó en innumerables películas es sin duda el miedo a la muerte. Ese miedo lo acompañó durante toda su vida y lo plasmó como nadie en el cine.

En esta ocasión nos relata ese sentimiento ante la inminente muerte de Agnes, encarnada por la gran Harriet Andersson, enferma de cáncer y a la que le quedan pocos días de vida.

El único consuelo que tiene la moribunda es su fe en Dios; mitigar el dolor solo le es posible gracias a sus creencias, al apoyo moral que le da el párroco de su iglesia y la ayuda de su inestimable criada Ana, que hace poco ha perdido a su hija pequeña y vuelca todo su amor maternal en su querida Agnes.

También llegan a la casa sus dos hermanas para afrontar todas juntas esos últimos momentos, aunque la diferencia con Ana es notable. La relación de las tres hermanas se ha deteriorado con el paso de los años. Tanto Maria como Karin se han distanciado y prácticamente su relación es nula.

Maria es una mujer hermosa, aunque calculadora, fría y manipuladora. Realmente no siente apego por nada ni por nadie, solamente se preocupa de sí misma. Karin está atrapada en un matrimonio detestable, se siente infeliz consigo misma y está al borde del suicidio constantemente para acabar definitivamente con sus penas.

Realmente ambas han ido a ver a su hermana Agnes por compromiso, no porque sientan de verdad su pérdida. Están deseando que se muera para poder irse y seguir con sus tristes vidas.

Incluso cuando después de muerta, Agnes les pide cariño y amor simplemente por miedo a tener que abandonar este mundo sola, ellas huyen despavoridas. A la única que le importa de verdad los sentimientos de Agnes es a Ana, de hecho es la única que se apiada de ella y la consuela.

Al final todo sigue igual, la vida sigue sin Agnes como si no hubiera pasado nada, se reparten los bienes y el dinero y despiden a Ana sin contemplaciones. Maria y Karin intentan banalmente reconciliarse aunque resulta patético su acercamiento, lo que demuestra el poder que tiene sobre Bergman el hecho de la muerte.

Sin lugar a dudas, a parte de las magníficas interpretaciones de las cuatro actrices, lo mejor de la película es su fotografía, majestuosamente realizada por el gran Sven Nykvist, merecedora del Oscar de la academia sin ningún género de dudas. Esa habitación rojo carmesí de arriba abajo, suelo y paredes, realmente sobrecoge, sobre todo el contraste con el blanco inmaculado y puro de los vestidos de ellas.
Bermu
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