Alguien me dijo una vez que La guerra de las Galaxias no le gustaba porque "tenía mucha fantasía".
Si vienes a ver una historia sesuda, coherente, real, y para enriquecerte el espíritu, sal por patas, te has equivocado de sala. Pero si por el contrario quieres disfrutar de una historia trepidande, adrenalínica, que te ponga como una moto (que hay momentos para todo), métete en esta cinta, sin complejos, con palomitas y toda la peña, y si alguien pregunta dile que has disfrutado como un loco y que has salido del cine saltando las butacas y jugando a pistoleros pegando tiros con efecto.
Si después te da mal rollo reconocer que te ha gustado, te desintoxicas viendo una de Ingmar Bergman.