No es un Woody Allen ni que me guste mucho, ni que me desagrade.
Hace unos días la daban por televisión y vi la mitad, hoy me he animado a acabarla, y reconozco que cuando la miraba en televisión, tras un zapping desesperante, me paré atraído por la trama, que relativamente la tenía un poco olvidada, y por el carisma de los actores. Cuado llega la escena clave con Tom Wilkinson bajo la lluvia me enganchó de nuevo el interés. Pero bueno, ya la había visto y sabía que me decepcionó, así que la dejé a falta de media hora.
Hoy los he visto. Efectivamente, cuando he vuelto a ver su último tercio he vuelto a revivir esa decepción. El último acto de la película es de una dejadez total. La onda reflexión sobre la moralidad en la que Woody Allen da una visión pesimista sobre la naturaleza humana que también nos enseñó en "Delitos y faltas", es aquí frustrante, sólo un apunte que no refleja complejidad.
En esta película se muestra como nuestros ideales, nuestra moralidad e incluso nuestros valores religiosos se pueden tambalear ante decisiones poco meditadas que nos plantea la vida. Este dilema se torna precipitado y poco elaborado en comparación con otras obras de su autor, quizá es culpa también de Colin Farrell que cambia con inusitada rapidez de tics.
Recuerdo además que coincidió con "No es país para viejos" y salí bastante escaldado con el hecho de las elipsis conceptuales en las se evita mostrarnos la acción más interesante de la trama.