Ni Brendan Fraser es Harrison Ford, ni Stephen Sommers es Steven Spielberg aunque pueda firmar con las mismas iniciales. De todas formas "The Mummy" es un entrañable entretenimiento que siempre lo recordaré como el más apreciable del verano del 99, ya que por aquel entonces el éxito de la temporada era "Matrix", al que nunca le he encontrado el punto.
Su guión, que mantiene una leve base argumental suministrada por el clásico de terror de la Universal "La momia", para así llevar su título, no pasa ninguna prueba de valoración, pero en cambio está ejecutado con tanto desparpajo que aunque pueda atentar contra el sano juicio de los mortales pasa gloriosamente a engrosar el glorioso limbo de lo entretenido. Sin duda, su aceptable prólogo ayuda a ello, ayudado en todo momento por un ritmo que sin ser glorioso no decae en ningún momento.

Rachel Weisz extrañamente ha mutado y aunque aquí se presume una belleza me lo parece más en sus papeles posteriores.