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España España · Córdoba
Voto de Ziryab:
5
Comedia. Romance Rafa (Dani Rovira) es un joven señorito andaluz que no ha tenido que salir jamás de su Sevilla natal para conseguir lo único que le importa en la vida: el fino, la gomina, el Betis y las mujeres. Todo cambia cuando conoce una mujer que se resiste a sus encantos: es Amaia (Clara Lago), una chica vasca. Decidido a conquistarla, se traslada a un pueblo de las Vascongadas, donde se hace pasar por vasco para vencer su resistencia. Adopta el ... [+]
6 de abril de 2014
9 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
“Ocho apellidos vascos” tiene 20 magníficos primeros minutos; de hecho creo que pueden contarse entre lo mejor que ha dado la comedia patria en los últimos años. No sólo hace chanza de los tópicos entre españoles de diferentes regiones –vascos y andaluces en concreto-, sino que incluso llega tocar el asunto de los tópicos entre españoles de la misma región. Los andaluces que no somos sevillanos entendemos como nadie el chiste que más reí: "Tú eres andaluz, chaval" -dice Carmen Machi a Dani Rovira en el autocar. "Que no" –trata de defenderse éste. "Que sí, hombre... De dónde eres, ¿de Córdoba?" –insiste Machi. "Que no, señora, que yo no soy andaluz, joé..., y además si lo fuera sería de Sevilla, ¡no de Córdoba!". Muy grande. Grandísimo... Hasta en la exageración y la chanza campechana se puede llegar a ser sutil. Y los primeros 20 minutos de esta peli lo demuestran..., 20 minutos en los que la risa se sucede en cascada sin parar…, hasta la escena de los ocho apellidos, gag estrella de la cinta tras el cual empieza a desinflarse. Y se desinfla porque el enredo que plantea es excesivo, se dilata hasta lo imposible y los golpes de humor empiezan a tornarse repetitivos, espesos y hasta sonrojantes. En este sentido, el momento de la manifestación resulta lamentable; el humor fresco del principio se ha convertido a estas alturas en chiste sin gracia. Y luego..., bueno…, la escenita final sobra del todo..., abochorna..., trasrosca el asunto que con tiento había salvado de caerse de la cuera floja.
Por lo demás, la película se traiciona en su objetivo de trascender el prejuicio tratando de mezclar los tópicos vasco y andaluz en el mismo caldero, y se traiciona en un detalle: quien tiene la gracia de la película, quien lleva el peso de los chistes, quien arranca las carcajadas, quien se arroga la vis cómica sigue siendo el andaluz..., o mejor, los andaluces: el protagonista y sus dos insuperables amigos del bar (otro chiste de antología: el del piso “piloto”).
Que seamos capaces de reírnos de nuestros tópicos sin rasgarnos las vestiduras y de hacer humor blanco o negro hasta con el tema del terrorismo es un salto importante para nuestro cine. Ahora falta que además la película que lo haga sea buena..., por ejemplo como lo hizo Berlanga en “La Vaquilla”.
En fin, que la película es simpática, valiente, fresca y desprejuiciada en sus intenciones, pero también es torpe, ridícula, impersonal y tópica como producto artístico.
Para echar el rato sin grandes pretensiones.
PD: Una duda, ¿habrá sido tan bien acogida en el País Vasco como lo ha sido en Andalucía?
Ziryab
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