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España España · Valladolid
Voto de vircenguetorix:
6
Western. Intriga En una partida de póquer, un jugador es sorprendido haciendo trampas; Van Morgen (Dean Martin) intenta salvarlo, pero los demás jugadores acaban linchándolo. Mientras tanto, llegan al pueblo el predicador Jonathan Rudd (Robert Mitchum) y Lily Langford (Inger Stevens) con sus chicas. Cuando dos ciudadanos son asesinados, Van recuerda que ambos se encontraban en aquella fatídica partida de cartas. (FILMAFFINITY)
7 de julio de 2008
19 de 24 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si el western, ese género de los géneros de la historia del cine, fue evolucionando en los años setenta hasta variar tanto que ya no lo conocía ni su padre, hay que buscar los primeros indicios de metamorfosis algo antes, en la segunda mitad de los sesenta sobre todo cuando comienzan los experimentos que a los puristas nos podían gustar más o menos, pero en ningún casi nos enamoraban.

Uno de los que se lanzó a probar cosas nuevas fue un director ya bastante veterano y experto en todo lo que tuviera que ver con caballos, revólveres y vaqueros, nada menos que Henry Hathaway, ese hombre siempre menospreciado por sus colegas y que sin embargo fue un innovador de primera fila. Por ejemplo cuando todos se acomodaban a rodar en los fastuosos estudios de Hollywood y a montar maquetas, él se tiró a la calle y empezó a utilizar verdaderos decorados naturales en los años 30.

Pero centrémonos en esta extraña película, “El póquer de la muerte” calificada por algunos críticos como un western policiaco, y sí es verdad, pero al final no es ni una cosa ni otra, anda a mitad camino de todo y se queda en nada. Sólo en la parte final, cuando es verdaderamente más western de nuevo recupera el brío y la historia se vuelve atractiva.

Dean Martin nunca fue precisamente santo de mi devoción, y aunque Robert Mitchum sí, su papel, una especie de remake del predicador de “La noche del cazador”, no deja de ser excesivamente autoparódico.

Tiene demasiados momentos sobrantes y otros aburridos, además la música de fondo graciosilla de Maurice Jarre no acompaña mucho. Eso sí, algunos diálogos, la presencia de Mitchum, los exteriores de Durango en México y un trepidante final son ingredientes suficientes para echarla un vistazo sin demasiados problemas.

Un western atípico que cuando va de extraño naufraga y que cuando quiere ser más ortodoxo funciona, en definitiva una obra menor de Hathaway de su última época que tiene sus adeptos pero que a mí no me termina de convencer.
vircenguetorix
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