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Voto de Imfreakalot:
7
6,6
5.841
Western. Fantástico
En un Oeste imaginario, el pistolero Topo se enfrenta a una banda de fetichistas, dirigida por un coronel lascivo, que tiene atemorizada a una congregación franciscana. (FILMAFFINITY)
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Singular y provocativa película de culto, mezcla de géneros y movimientos culturales. John Lennon dijo de ella que era una obra maestra. (FILMAFFINITY)
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Singular y provocativa película de culto, mezcla de géneros y movimientos culturales. John Lennon dijo de ella que era una obra maestra. (FILMAFFINITY)
7 de diciembre de 2011
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Los olvidados de Buñuel y Freaks de Tod Browning corporizados en una sola cinta. La Biblia y los símbolos apócrifos del esoterismo. Todo esto se mezcla con un western primitivo, mucho desierto teñido de rojo; y los viajes psicotrópicos de expansión de la mente con LSD. ¿El resultado? Un cuento sagrado, con reminiscencias zen y chamanistas, de un profeta errante y surrealista que vaga por un desierto inequívocamente infernal. Donde la búsqueda de este profeta, El Topo, por darle un sentido divino a la vida, se convierte en una intensa burla al género humano. Así, como en Lynch (por trazar algún paralelismo caprichoso) su interpretación del mundo como un lugar asfixiante donde pululan seres deshumanizados, bestiales. En Jodorowsky, el humano es el sacrificio de un Dios burlón, que juega con las almas incompletas y las arrastra por un Todo vacío, colmado de aleatorias desaprensiones.
Pero apuntémonos desde la base porque es lógico sentirse desconcertado en un Mundo tan ajeno, tan extraño y también, que se reinventa en cada momento del filme. Como es una película de marcados tintes surrealistas parte exclusivamente de un idea general-inicial. Como también, su director (que también es actor, escritor, dramaturgo, poeta, director teatral, guionista, compositor de bandas sonoras, escultor, escenógrafo, guionista de cómics, dibujante, tarotista, mimo, psicoterapeuta y psicomago ¿WTF?) ha plasmado su experiencia chamanista y utilizado la película como una búsqueda espiritual, una constante expansión hacia el conocimiento interior; por lo tanto, esta búsqueda tiene su reflejo (y reflexión) en cada una de sus partes. Es decir, en esa búsqueda, autoconocimiento y control de las percepciones inconscientes de Jodorowsky, el filme iba avanzando progresivamente, paralelamente a las determinadas experiencias. Lo interno-externo. No como deseos reprimidos y plasmados en la película. Tampoco, como evidentes reacciones creativas que llevan al autor a moverse en un determinado terreno, ya demarcado, ya previsto y completamente estudiado. Un caos ordenado desde la traducción de sus sueños y pesadillas, de su lengua filosa y perversa que desnuda al ser. No. En El Topo se evidencia una interioridad en lo externo desde la sensibilidad misma del ser, desde sus reflejos espirituales. De manera que su narración no responde estrictamente a un patrón definido sino está sujeta a ese devenir introspectivo de su director/autor/protagonista. Dice algo como “la expansión al infinito”; abrir puertas, ventanas, al autoconocimiento no sólo creativo, también, de su propio yo.
Pero apuntémonos desde la base porque es lógico sentirse desconcertado en un Mundo tan ajeno, tan extraño y también, que se reinventa en cada momento del filme. Como es una película de marcados tintes surrealistas parte exclusivamente de un idea general-inicial. Como también, su director (que también es actor, escritor, dramaturgo, poeta, director teatral, guionista, compositor de bandas sonoras, escultor, escenógrafo, guionista de cómics, dibujante, tarotista, mimo, psicoterapeuta y psicomago ¿WTF?) ha plasmado su experiencia chamanista y utilizado la película como una búsqueda espiritual, una constante expansión hacia el conocimiento interior; por lo tanto, esta búsqueda tiene su reflejo (y reflexión) en cada una de sus partes. Es decir, en esa búsqueda, autoconocimiento y control de las percepciones inconscientes de Jodorowsky, el filme iba avanzando progresivamente, paralelamente a las determinadas experiencias. Lo interno-externo. No como deseos reprimidos y plasmados en la película. Tampoco, como evidentes reacciones creativas que llevan al autor a moverse en un determinado terreno, ya demarcado, ya previsto y completamente estudiado. Un caos ordenado desde la traducción de sus sueños y pesadillas, de su lengua filosa y perversa que desnuda al ser. No. En El Topo se evidencia una interioridad en lo externo desde la sensibilidad misma del ser, desde sus reflejos espirituales. De manera que su narración no responde estrictamente a un patrón definido sino está sujeta a ese devenir introspectivo de su director/autor/protagonista. Dice algo como “la expansión al infinito”; abrir puertas, ventanas, al autoconocimiento no sólo creativo, también, de su propio yo.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Este Topo, como reza su prólogo (y el prólogo también de esta crítica), es un animal errante en constante búsqueda de lo externo desde el interior. Pero esa búsqueda presupone un peligro inminente, la ceguera. Ceguera divina, obstruido por el propio caos que conmueve al mundo que habita, a esa tierra arenosa de demasiadas incógnitas y bastos presagios de finitud. Tentaciones y fetichismos. El sexo obsesivo como espátula que remueve la consciencia, que la desanima y la lleva por caminos bifurcados. Allí El Topo cae en la ceguedad. Cuando su obsesión por cuerpos que cree poseer, cuerpos divinizados pero en realidad enfermos de mal; esa búsqueda profética lo lleva a realizar trampas a su suerte, a su vida, y por consecuencia, en la muerte. Posteriormente, los Salmos de la Resurrección. Era necesario caer en los márgenes espesos de las tinieblas para reivindicar su alma, para reconocer su enfermedad y aceptar la divinidad como regalo del cielo. La reivindicación por el pasado lo volverá un paria, peleando contra lo imposible del mundo: la crueldad de cuerpos enfermos.
Con El Topo, Jodorowsky apela al relato surrealista como evocación de un mundo que ya parece signado al mal y que nosotros, crueles habitantes de ese universo, atendemos a un destino prefijado: obrar de acuerdo a las reglas que ya están impuestas.
Con El Topo, Jodorowsky apela al relato surrealista como evocación de un mundo que ya parece signado al mal y que nosotros, crueles habitantes de ese universo, atendemos a un destino prefijado: obrar de acuerdo a las reglas que ya están impuestas.