“Fair Game” es heterogénea, narrativamente hablando, podría decirse que tiene un lado “A” y un lado “B”, y esto puede ser peligroso a la hora de atraer a espectadores.
Por un lado, la primer parte o lado “A” me resultó poco atractiva ya que se trata de un nuevo film de guerra contra el terrorismo, con una especie de “mea culpa” por lo sucedido en la invasión a Irak. En este sentido, creo que no hace falta una hora de película para saber del poderío estadounidense y del manejo de la información por parte de los medios y las agencias del gobierno de ese país.
Por otro lado, el lado “B”, va mucho más allá de la temática anterior, apunta a la defensa de la verdad, de los derechos, es fácilmente llevado a cualquier temática y, por lo tanto, de simple identificación con el púbico, tiene más sentimiento, más fuerza e, inclusive, mejores interpretaciones de tremendos actores como Sean Penn o Naomi Watts.
Teniendo en cuenta las sensaciones provocadas por el film globalmente, puedo decir que es bueno, aunque tuve que aguardar el paso de medio film poco interesante.