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Voto de Valetamayo:
8
Drama Un día en la vida de Monsieur Oscar: un hombre que se traslada, en una lujosa limusina blanca conducida por Céline, de trabajo en trabajo. Para cada uno de ellos adopta una nueva personalidad: mendigo, monstruo, asesino, padre de familia... (FILMAFFINITY)
30 de mayo de 2015
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Después de ver Holy Motors la vida se altera. Ocurre como con los buenos libros, nos sentimos tocados, incitados, excitados para ver las cosas de otra manera e interpretar la realidad con otros ojos. Es una bella película.
Más allá de la trama, que es sencilla, pues trata de un hombre que pasa el día asumiendo papeles para los demás, lo que aquí se relata está ligado precisamente al deseo de ser otros en la vida. Y si no de ser otros, por lo menos de entender nuestra participación actoral en las dinámicas de la existencia. Holy Motors extiende en cada manifestación del personaje del señor Óscar (Denis Lavant) la mística de una existencia en la que la conciencia de ser parte de un juego se convierte en fundamental para ser. ¿Ser qué? Ser nadie, ser todo.
A pesar de que el cine francés no es realmente uno de mis cines predilectos, puedo recomendar este filme como una aventura intelectual, cinematográfica, teatral, de gran intensidad en la que de principio a fin (¡y qué buen final) nos vemos reflejados en el espejo de ser en el arte.
Valetamayo
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