Con la admiración debida a estas figuras, hay que reconocer que estuvo muy bueno el juego del relevo generacional en el que se insertan los miembros de esta saga. Queda mucha gente en la nómina, y para eso están los millones y millones de dólares que deben circular en la producción.
Eso sí, es una pena que no podamos ver a Wesley Snipes como en sus mejores películas y que ahora pase a ser un simple cuchillero. Al menos, en los homenajes que resultan escena a escena, a Harrison Ford le tocó el baile con las naves, como en Star Wars. Swarzenegger hace su mención al "choper" de Predator y al "back" de Terminator y los demás van dejando también sus cortas señales, guiños, con lo que puede ser su propia historia en los filmes de acción.
Esta vez fue un joven director, Patrick Hughes quien se las arregló para disponer este juego de asesinos contratados por la CIA para recapturar a un más que creíble Stonebanks, Mel Gibson. Mucha, muchísima acción, como para llegar a las dos horas de duración del filme con la cabeza impactada por el ruido de las balas que cruzan.