Haz click aquí para copiar la URL
Argentina Argentina · Mendoza
Voto de LOLITA:
10
Drama Un día en la vida de Monsieur Oscar: un hombre que se traslada, en una lujosa limusina blanca conducida por Céline, de trabajo en trabajo. Para cada uno de ellos adopta una nueva personalidad: mendigo, monstruo, asesino, padre de familia... (FILMAFFINITY)
29 de septiembre de 2014
6 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Con una amalgama de relatos, técnicas y alusiones, el director francés Leos Carax nos invita a presenciar con su obra el despertar del buen cine contemporáneo, y a su vez, a reflexionar sobre la actualidad de las industria cinematográfica.

Holy Motors comienza con una escena donde aparece el mismo Leos Carax; que es un anagrama de su nombre real: Alex Óscar, los cuales ha utilizado en varios personajes de sus obras. Carax se despierta en una habitación y se acerca hacía una pared, la toca y encuentra una obertura por la cual llega a un cine. En él, todos los espectadores duermen, mientras se proyecta la imagen de una niña en la pantalla.
Este gran inicio, nos recuerda a otro. En la magnífica “Persona” de Igmar Bergman, similarmente, un niño recostado se despierta y ve sobre la pared imágenes reflectadas por un cinematógrafo, se acerca y acaricia el rostro proyectado de Bibi Andersson.
No solo el inicio evoca a la obra maestra bergmaniana, también Carax utilizará diferentes inserts para interrumpir su último film. Un insert es una técnica brechtiana, donde se muestra un sintagma aislado como un distanciador, con esto el director busca hacernos recordar que es cine y no realidad. Bergman los usó en “Persona” con imágenes de: una araña, un ternero sangrando, una obra, entre otros. Carax, elige como inserts los cortos de Étienne Jules Marey, un médico fotógrafo que perfeccionó el fusil fotográfico (creado por Janssen, a partir del revólver) con el cual podía captar 12 imágenes en un segundo. Así, desde el comienzo, y a lo largo de la película veremos inserts de imágenes antiguas que exhiben partes del cuerpo en movimiento.

De entrada Carax dota su película de un ambiente nostálgico, pues nada mejor para una cinéfilo que mostrar los inicios del cine, para representar la melancolía de una tiempo perdido. Y Leos claro que lo es, ya que de pequeño estuvo en contacto con el cine. Su madre era crítica, y él la acompañaba a la famosa “Cinémathèque Francaise” donde se recopilan las mejores obras del séptimo arte francés.
“Holy Motors” trata sobre la vida de un actor Monsieur Oscar (Denis Lavant) que encarna a lo largo de un día varios papeles, cambiando de vestuario dentro de su limusina con la que recorre las calles de Paris, para llegar a sus eventos o citas (como le llaman a sus actuaciones).
Esta alusión a Bergman que citamos anteriormente no es arbitraria, si bien la historia de “Holy Motors” poco tiene que ver con la de “Persona”, la idea de la transformación e intercambio de personajes está presente en ambas.

Carax posee un estilo nostálgico y versátil. En su comienzo era una clara veneración a Jean Cocteau; y a los directores de la Nouvelle Vague, especialmente a Francois Truffaut y Jean Luc Godard. Aunque sus films poseen una mayor crudeza y algo de punk; propio del cine arte de estos últimos años (no por nada es el preferido de Gaspar Noé).
En su primer film “Boy meet girl” (1984), Carax con 23 años estrena su gran plasticidad artística y sus relatos de amores retorcidos. Esta obra, en un blanco y negro al estilo expresionista, nos recuerda a “La Hiroshima mon amour” de Resnais, pero de los 80 y con los Dead Kennedys de fondo; o un “Sin aliento” de Godard (de hecho la protagonista se corta el cabello como Jean Seberg).
Otro gran film que marcó su carrera fue “Les amants du pont Neuf” (1991), con la actuación nuevamente de Lavant, y la que entonces era su pareja, Juliette Binoche. Actores con los que luego haría “Mauvais Sang”(1996). Ambos films, mediante una atmosfera desoladora y dantesca, retratan los tormentos de las relaciones de pareja, temática en la que siempre han girado sus obras; hasta Holy Motors.
El excelente Lavant es su actor fetiche, y ha participado de todos sus proyectos, exceptuando “Pola X” (1999), su antepenúltima película, con la que casualmente no tuvo éxito. Luego de 13 años sin hacer cine, salvo por dos cortos (uno de ellos es un antecedente a Holy Motors), despierta para devolverle al cine actual su sentido y libertad.

¿Quién es Monsieur Oscar? ¿Para quién hace los “eventos”? ¿Qué gana con ello? Nada de eso importa, porque lo esencial aquí es comprender la razón que impulsa a ambos Oscars (personaje, y director) a hacer su obra: libertad y deseo. Holy Motors es una convulsión de escenas perturbadoras sin relación entre sí. Con grandes guiños a la historia del cine, como también a George Franju y su famoso film “Eyes without face”, en la que actúa Edith Scob (conductora de la limusina).
Holy Motors es una rebelión para la industria cinematográfica. Se burla de las historias comunes y lineales, y grita varias verdades que incomodan a mas de un actor. Nos remonta a los orígenes del cine, para renovar nuestra mirada. Nos sobresalta con inserts brechtianos, porque nada mejor que Bertolt Brecht para despertar a su público, hacerlo participar y reflexionar sobre el sentido de la obra.

www.losojosdelolita.com.ar
Nadya Palacios
LOLITA
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow