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Voto de Manospondylus:
8
6,8
3.740
Serie de TV. Documental
Miniserie de TV de 6 episodios. Los episodios se desarrollan como los documentales comunes sobre vida salvaje, tomando un animal como protagonista y mostrando su interacción diaria con el medio, sus presas, depredadores y otros seres vivos que lo rodean. (FILMAFFINITY)
7 de julio de 2020
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hubo un tiempo en el que los documentales de dinosaurios (y sobre cualquier otra criatura del registro fósil) consistían exclusivamente en alguien, a veces como voz en off, a veces un actor caracterizado como Sir Richard Owen (el paleontólogo creador del término "dinosaurio"), explicando detalles sobre estos animales, sobre la historia de la paleontología y sobre el trabajo de quienes se dedican a ella, valiéndose de dramatizaciones, secuencias animadas, tomas de esqueletos y modelos en museos, excavaciones reales y entrevistas. Todo cambió con esta serie documental.
En 1999, el zoólogo Tim Haines con el respaldo de la BBC acometió la complicada empresa de realizar lo que sería un documental normal y corriente sobre fauna salvaje en su medio natural. Eso sí, con animales que llevan extintos, al menos, 65 millones de años. El resultado es la obra que más ha influido en la imagen que tiene el público de los dinosaurios no avianos (y demás fauna contemporánea a ellos), junto a la saga de Jurassic Park, con el handicap de que esta es un documental de TV y no una superproducción de Hollywood. Sin embargo, tal fue su éxito que la seguirían otros documentales derivados (Caminando entre las Bestias, Caminando entre Monstruos, Caminando con Cavernícolas, Chased by Dinosaurs y Sea Monsters) y hasta una película innecesariamente infantilizada (es decir, la serie no lo está en absoluto y arrasó entre el público infantil). Por desgracia, debido a una mezcla de falta de evidencias, excesos en la corrección de viejos errores y demasiada imaginación, lo cierto es que se cometieron bastantes inexactitudes a la hora de recrear la apariencia de los animales y actualmente (y unos cuantos descubrimientos después) han quedado bastante obsoletos. Aún con eso, esta sigue siendo una obra bastante a tener en cuenta por cualquier persona interesada en el tema.
La serie original consiste en 6 episodios, centrados en distintos momentos y ecosistemas del Mesozoico: la Pangea del Tiásico tardío, la Norteamérica y el mar de Tethis del Jurásico, Australia y un viaje desde Sudamérica a las islas que formarán la Península Ibérica durante el Cretácico, y Norteamérica a finales del Cretácico. A ellos se suman el especial "La Balada del Gran Al", que reconstruye la vida de un ejemplar particular de Allosaurus conocido por un esqueleto muy completo, y dos making-of que explican no solo cómo se rodó desde el punto de vista técnico, sino en qué se basaron para reconstruir a los animales y sus vidas.
Como sería de esperar, cada episodio se ocupa de una historia independiente sobre uno o varios ejemplares de una especie animal (algunas eran ya bastante populares, pero muchas otras se hicieron conocidas gracias a esta serie, como Postosuchus y Liopleurodon), lo que permite hacer un recorrido bastante completo por el mundo a lo largo de la era mesozoica, desde el Triásico superior, cuando los dinosaurios terminaron de imponerse a sus más directos competidores crurotarsios (grupo emparentado con los dinosaurios cuyos únicos supervivientes son los cocodrilos), hasta finales del Cretácico, cuando el impacto de un cuerpo celeste (cometa o asteroide) puso fin al reinado de los dinosaurios no avianos (el último episodio concluye con un breve y acertado epílogo que nos recuerda que las aves siguen aquí).
Como he adelantado, el mayor problema de este documental es que se tomaron excesivas licencias a la hora de recrear tanto el aspecto físico de los animales como su distribución y comportamiento. Sobre lo primero, algunas son justificadas (por ejemplo, sólo se conoce el color de muy pocas especies), pero otras no (como la exageración de tamaños), lo que causa a veces unas reconstrucciones que eran erróneas incluso en 1999 (en la zona de spoilers comentaré los casos más curiosos). También se incide en exceso en que los dinosaurios alcanzaron su esplendor durante el Jurásico y antes de extinguirse, a finales del Cretácico, llevaban millones de años en declive. En realidad, los dinosaurios alcanzaron su mayor diversidad en el Cretácico y prosperaron hasta el final de este periodo (los mayores dinosaurios son también del Cretácico y no del Jurásico); y el vulcanismo de finales del Cretácico probablemente fue consecuencia del impacto (quizá múltiple debido a la fragmentación) del cuerpo, y no anterior a este.
La ambientación, en cambio, es muy buena; y es lo mejor que podría conseguirse empleando escenarios actuales. Rodada en Nueva Caledonia, Nueva Zelanda, Tasmania, los bosques de araucarias de Chile y los bosques de secuoyas de California, el equipo buscó por todo el mundo los paisajes que mejor se ajustaban a los distintos ecosistemas que muestra la serie.
Sintetizando, estamos ante una obra curiosa, pionera y un referente en su género, que marcó un antes y un después en los documentales sobre paleofauna y que, 20 años después, todavía no ha sido igualada; y además, como he dicho, es junto a Jurassic Park la mayor responsable de la imagen que se tiene de los dinosaurios en la cultura pop actual y, también en este caso, pese a los errores y elucubraciones locas, más para bien que para mal. Todos sus episodios son entretenidos y, aunque la información que aporta necesita alguna actualización, sigue mereciendo la pena echarle un ojo.
Aspectos positivos: Las historias de cada uno de los episodios son entretenidas, verosímiles (aunque con el paso de los años probaran no ser completamente ciertas) y, sobre todo, están muy bien narradas. Las localizaciones ayudan mucho a la idea de recrear un safari por el mesozoico. Y la música acompaña con gran acierto.
Aspectos negativos: El paso del tiempo no le ha hecho mucho bien y ha quedado bastante anticuada, no tanto en los efectos visuales (que también) como desde el punto de vista científico, y eso en un documental, cuya finalidad es instructiva, no es algo que se pueda pasar por alto.
Puntuación: 7.5
(A continuación, comentario sobre las reconstrucciones de algunos animales)
En 1999, el zoólogo Tim Haines con el respaldo de la BBC acometió la complicada empresa de realizar lo que sería un documental normal y corriente sobre fauna salvaje en su medio natural. Eso sí, con animales que llevan extintos, al menos, 65 millones de años. El resultado es la obra que más ha influido en la imagen que tiene el público de los dinosaurios no avianos (y demás fauna contemporánea a ellos), junto a la saga de Jurassic Park, con el handicap de que esta es un documental de TV y no una superproducción de Hollywood. Sin embargo, tal fue su éxito que la seguirían otros documentales derivados (Caminando entre las Bestias, Caminando entre Monstruos, Caminando con Cavernícolas, Chased by Dinosaurs y Sea Monsters) y hasta una película innecesariamente infantilizada (es decir, la serie no lo está en absoluto y arrasó entre el público infantil). Por desgracia, debido a una mezcla de falta de evidencias, excesos en la corrección de viejos errores y demasiada imaginación, lo cierto es que se cometieron bastantes inexactitudes a la hora de recrear la apariencia de los animales y actualmente (y unos cuantos descubrimientos después) han quedado bastante obsoletos. Aún con eso, esta sigue siendo una obra bastante a tener en cuenta por cualquier persona interesada en el tema.
La serie original consiste en 6 episodios, centrados en distintos momentos y ecosistemas del Mesozoico: la Pangea del Tiásico tardío, la Norteamérica y el mar de Tethis del Jurásico, Australia y un viaje desde Sudamérica a las islas que formarán la Península Ibérica durante el Cretácico, y Norteamérica a finales del Cretácico. A ellos se suman el especial "La Balada del Gran Al", que reconstruye la vida de un ejemplar particular de Allosaurus conocido por un esqueleto muy completo, y dos making-of que explican no solo cómo se rodó desde el punto de vista técnico, sino en qué se basaron para reconstruir a los animales y sus vidas.
Como sería de esperar, cada episodio se ocupa de una historia independiente sobre uno o varios ejemplares de una especie animal (algunas eran ya bastante populares, pero muchas otras se hicieron conocidas gracias a esta serie, como Postosuchus y Liopleurodon), lo que permite hacer un recorrido bastante completo por el mundo a lo largo de la era mesozoica, desde el Triásico superior, cuando los dinosaurios terminaron de imponerse a sus más directos competidores crurotarsios (grupo emparentado con los dinosaurios cuyos únicos supervivientes son los cocodrilos), hasta finales del Cretácico, cuando el impacto de un cuerpo celeste (cometa o asteroide) puso fin al reinado de los dinosaurios no avianos (el último episodio concluye con un breve y acertado epílogo que nos recuerda que las aves siguen aquí).
Como he adelantado, el mayor problema de este documental es que se tomaron excesivas licencias a la hora de recrear tanto el aspecto físico de los animales como su distribución y comportamiento. Sobre lo primero, algunas son justificadas (por ejemplo, sólo se conoce el color de muy pocas especies), pero otras no (como la exageración de tamaños), lo que causa a veces unas reconstrucciones que eran erróneas incluso en 1999 (en la zona de spoilers comentaré los casos más curiosos). También se incide en exceso en que los dinosaurios alcanzaron su esplendor durante el Jurásico y antes de extinguirse, a finales del Cretácico, llevaban millones de años en declive. En realidad, los dinosaurios alcanzaron su mayor diversidad en el Cretácico y prosperaron hasta el final de este periodo (los mayores dinosaurios son también del Cretácico y no del Jurásico); y el vulcanismo de finales del Cretácico probablemente fue consecuencia del impacto (quizá múltiple debido a la fragmentación) del cuerpo, y no anterior a este.
La ambientación, en cambio, es muy buena; y es lo mejor que podría conseguirse empleando escenarios actuales. Rodada en Nueva Caledonia, Nueva Zelanda, Tasmania, los bosques de araucarias de Chile y los bosques de secuoyas de California, el equipo buscó por todo el mundo los paisajes que mejor se ajustaban a los distintos ecosistemas que muestra la serie.
Sintetizando, estamos ante una obra curiosa, pionera y un referente en su género, que marcó un antes y un después en los documentales sobre paleofauna y que, 20 años después, todavía no ha sido igualada; y además, como he dicho, es junto a Jurassic Park la mayor responsable de la imagen que se tiene de los dinosaurios en la cultura pop actual y, también en este caso, pese a los errores y elucubraciones locas, más para bien que para mal. Todos sus episodios son entretenidos y, aunque la información que aporta necesita alguna actualización, sigue mereciendo la pena echarle un ojo.
Aspectos positivos: Las historias de cada uno de los episodios son entretenidas, verosímiles (aunque con el paso de los años probaran no ser completamente ciertas) y, sobre todo, están muy bien narradas. Las localizaciones ayudan mucho a la idea de recrear un safari por el mesozoico. Y la música acompaña con gran acierto.
Aspectos negativos: El paso del tiempo no le ha hecho mucho bien y ha quedado bastante anticuada, no tanto en los efectos visuales (que también) como desde el punto de vista científico, y eso en un documental, cuya finalidad es instructiva, no es algo que se pueda pasar por alto.
Puntuación: 7.5
(A continuación, comentario sobre las reconstrucciones de algunos animales)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
Uno de los casos más sonados es el pliosauroideo Liopleurodon que protagoniza "Mar Cruel". Se lo representa como un animal enorme de 25 m y 150 t, tamaño que lo convertiría en uno de los mayores animales que han existido, rivalizando con la ballena azul. En realidad, Liopleurodon apenas alcanzaba unos 6 m. La confusión se debe a que los realizadores atribuyeron los restos de su pariente Pliosaurus (10-12 m) al género Liopleurodon. También se tuvo en cuenta el hallazgo de restos fragmentarios de otros pliosauroideos, aunque ninguno alcanza las dimensiones del de la serie (incluso las estimaciones más exageradas no superan las 50 t de masa). Desafortunadamente, la imagen del monstruo gigante caló hondo en la cultura pop, y la escena en la que caza a un dinosaurio desde el agua inspiró a películas como Jurassic World.
Algo similar ocurre con el pterosaurio Ornithocheirus, del que nos dicen que con 12 m de envergadura fue el mayor de todos. Curiosamente, en otro episodio aparece un Quetzacoatlus (bastante inexacto), otro pterosaurio que, con "solo" 11 m de envergadura, era mucho mayor que el Ornithocheirus real (2-4 m). Una vez más, el motivo es que este Ornithocheirus es en realidad su pariente Tropeognathus (unos 7 m) sobredimensionado.
Por supuesto, sobre los dinosaurios hay mucho que decir, pero, por cuestiones de espacio, voy a centrarme en cuatro ejemplos: Diplodocus, Utahraptor, Allosaurus enano/Australovenator y Tyrannosaurus.
Sobre Diplodocus es importante destacar que su diseño en Caminando Entre Dinosaurios, con sus aciertos y errores, reemplazó por completo a la antigua imagen de dinosaurio de "piel de elefante" y cuello en forma de s. Este Diplodocus tiene unas distintivas espinas que recorren todo el cuerpo y un cuello paralelo al suelo que no puede levantar. Lo primero se basa en impresiones de piel de otros diplócidos, pero lo segundo se debe en parte a una mala reconstrucción del esqueleto, y los diplócidos sí podían levantar algo más sus largos cuellos (más de 30º), aunque no tanto ni eran tan flexibles como para poner la antigua pose en s. El tamaño también fue aumentado hasta los 40 m de longitud. La explicación es que consideraron que otros grandes saurópodos (como Seismosaurus) serían reclasificados en el género Diplodocus, lo que terminó ocurriendo unos años después, aunque ninguno alcanza ese tamaño (unos 33 m de máximo), así que estamos ante otro caso de exageración. Además, el ovopositor es una licencia sin más fundamento.
Utahraptor (llamado erróneamente en el doblaje español "Velociraptor") aparece con una complexión más ligera, pero el principal error es la ausencia de plumas, y esto último es aplicable también al otro dromeosáurido (y a decir verdad a otros coelurosaurios), pese a que ya había indicios (actualmente certezas) que sugerían que las tenían. Un error repetido en Chased by Dinosaurus con el Velociraptor (aquí es más grave porque se hizo años después, cuando ya era algo probado).
Luego está el extraño caso del Allosaurus enano del episodio "Fantasmas del Bosque Helado". Dicho episodio se ubica en el Cretácico, 50 millones de años después del tiempo en el que vivió Allosaurus. El motivo es que inicialmente se clasificaron en este género los huesos de una pata, como si hubiera una última especie de Allosaurus superviviente, lo que sería imposible porque aunque fuera un descendiente directo ya no podría considerarse como tal. Sin embargo, después se demostró que este terópodo no era un pariente especialmente cercano de Allosaurus, sino un megaraptórido, y se renombró como Australovenator.
Y por último sólo me queda comentar que el Tyrannosaurus rex (sin duda, el dinosaurio no aviano más famoso) que vemos en "Fin de una Dinastía" es mucho menos corpulento de lo que debería (por no decir escuálido) y su masa está infraestimada (dicen 5 t, cuando se le suponen al menos 8). Ni los responsables quedaron satisfechos con su aspecto.
Algo similar ocurre con el pterosaurio Ornithocheirus, del que nos dicen que con 12 m de envergadura fue el mayor de todos. Curiosamente, en otro episodio aparece un Quetzacoatlus (bastante inexacto), otro pterosaurio que, con "solo" 11 m de envergadura, era mucho mayor que el Ornithocheirus real (2-4 m). Una vez más, el motivo es que este Ornithocheirus es en realidad su pariente Tropeognathus (unos 7 m) sobredimensionado.
Por supuesto, sobre los dinosaurios hay mucho que decir, pero, por cuestiones de espacio, voy a centrarme en cuatro ejemplos: Diplodocus, Utahraptor, Allosaurus enano/Australovenator y Tyrannosaurus.
Sobre Diplodocus es importante destacar que su diseño en Caminando Entre Dinosaurios, con sus aciertos y errores, reemplazó por completo a la antigua imagen de dinosaurio de "piel de elefante" y cuello en forma de s. Este Diplodocus tiene unas distintivas espinas que recorren todo el cuerpo y un cuello paralelo al suelo que no puede levantar. Lo primero se basa en impresiones de piel de otros diplócidos, pero lo segundo se debe en parte a una mala reconstrucción del esqueleto, y los diplócidos sí podían levantar algo más sus largos cuellos (más de 30º), aunque no tanto ni eran tan flexibles como para poner la antigua pose en s. El tamaño también fue aumentado hasta los 40 m de longitud. La explicación es que consideraron que otros grandes saurópodos (como Seismosaurus) serían reclasificados en el género Diplodocus, lo que terminó ocurriendo unos años después, aunque ninguno alcanza ese tamaño (unos 33 m de máximo), así que estamos ante otro caso de exageración. Además, el ovopositor es una licencia sin más fundamento.
Utahraptor (llamado erróneamente en el doblaje español "Velociraptor") aparece con una complexión más ligera, pero el principal error es la ausencia de plumas, y esto último es aplicable también al otro dromeosáurido (y a decir verdad a otros coelurosaurios), pese a que ya había indicios (actualmente certezas) que sugerían que las tenían. Un error repetido en Chased by Dinosaurus con el Velociraptor (aquí es más grave porque se hizo años después, cuando ya era algo probado).
Luego está el extraño caso del Allosaurus enano del episodio "Fantasmas del Bosque Helado". Dicho episodio se ubica en el Cretácico, 50 millones de años después del tiempo en el que vivió Allosaurus. El motivo es que inicialmente se clasificaron en este género los huesos de una pata, como si hubiera una última especie de Allosaurus superviviente, lo que sería imposible porque aunque fuera un descendiente directo ya no podría considerarse como tal. Sin embargo, después se demostró que este terópodo no era un pariente especialmente cercano de Allosaurus, sino un megaraptórido, y se renombró como Australovenator.
Y por último sólo me queda comentar que el Tyrannosaurus rex (sin duda, el dinosaurio no aviano más famoso) que vemos en "Fin de una Dinastía" es mucho menos corpulento de lo que debería (por no decir escuálido) y su masa está infraestimada (dicen 5 t, cuando se le suponen al menos 8). Ni los responsables quedaron satisfechos con su aspecto.