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Voto de Robert Denigro:
3
1 de mayo de 2023
35 de 55 usuarios han encontrado esta crítica útil
El cine rarito está de rebajas. Actualmente todo director que pretenda ser moderno tiene que demostrar que sabe hacer cosas raras. En menos de una década este tipo de cine se reproduce como los Gremlins y la excentricidad campa a sus anchas. El adjetivo "surrealista" hace horas extras y la crítica se deshace en elogios con adjetivos como "fábula psicodélica", "viaje onírico" o "metáfora iniciática". Lo que es inadmisible es que cualquier galimatías sin pies ni cabeza sea alabado de forma automática.
Sin pensar mucho me vienen a la cabeza películas recientes, todas ellas incomprensibles: "Puro Vicio" (2014) de Paul Thomas Anderson, "Madre" (2017) de Aronofsky, "Lo que esconde Silver Lake" (2018) de David Robert Mitchell, "Bardo" (2022) de Iñárritu, "El triángulo de la tristeza" (2022) de Östlund, por no hablar de autores en los márgenes de lo aberrante como Leos Carax o Julia Ducournau.
Con sólo dos películas el joven Ari Aster se ha colocado en la cima del llamado "terror elevado". Tanto "Hereditary" como "Midsommar" son ejemplos de una forma inteligente de actualizar el cine de terror. Con su tercera película Aster deja a un lado el terror de género y llama a las puertas del exclusivo Club del Sinsentido. Un peldaño más en la escalera de la ambición. Como mandan los cánones del cine rarito "Beau tiene miedo" es un viaje con tintes freudianos donde no se entiende nada porque todo es (de nuevo) metáfora surrealista.
En este mundo incierto donde arriba es abajo, debemos ser más exigentes que nunca. Nosotros, el público, tenemos derecho a manifestar que no todo vale. Tenemos el derecho, más bien la obligación, de demostrar que no todas las películas raras son obras maestras. Algunas veces acertaremos y otras nos equivocaremos, pero al menos no pareceremos corderos obedientes.
Sin pensar mucho me vienen a la cabeza películas recientes, todas ellas incomprensibles: "Puro Vicio" (2014) de Paul Thomas Anderson, "Madre" (2017) de Aronofsky, "Lo que esconde Silver Lake" (2018) de David Robert Mitchell, "Bardo" (2022) de Iñárritu, "El triángulo de la tristeza" (2022) de Östlund, por no hablar de autores en los márgenes de lo aberrante como Leos Carax o Julia Ducournau.
Con sólo dos películas el joven Ari Aster se ha colocado en la cima del llamado "terror elevado". Tanto "Hereditary" como "Midsommar" son ejemplos de una forma inteligente de actualizar el cine de terror. Con su tercera película Aster deja a un lado el terror de género y llama a las puertas del exclusivo Club del Sinsentido. Un peldaño más en la escalera de la ambición. Como mandan los cánones del cine rarito "Beau tiene miedo" es un viaje con tintes freudianos donde no se entiende nada porque todo es (de nuevo) metáfora surrealista.
En este mundo incierto donde arriba es abajo, debemos ser más exigentes que nunca. Nosotros, el público, tenemos derecho a manifestar que no todo vale. Tenemos el derecho, más bien la obligación, de demostrar que no todas las películas raras son obras maestras. Algunas veces acertaremos y otras nos equivocaremos, pero al menos no pareceremos corderos obedientes.