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España España · Premià de Mar
Voto de Martí:
5
Ciencia ficción. Bélico. Acción Setenta años después de una guerra entre seres humanos y extraterrestres, un niño es enviado a una escuela militar espacial con el fin de prepararlo para una futura invasión. Adaptación de la popular novela de ciencia-ficción de Orson Scott Card.
13 de noviembre de 2013
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Con su quinta película, Gavin Hood nos ofrece una curiosa incursión en la ciencia ficción que viene a ser algo así como un pequeño resumen de los aciertos y desaciertos de dicho género de nuestros tiempos. No es ningún secreto que en los últimos años la ciencia ficción ha logrado hacerse un hueco en el sector más visible de la cartelera para reivindicar como hacia tiempo que no se hacía su potencial en tanto que producto comercial. El caso más evidente es, sin duda, Avatar (James Cameron, 2009), precedida por la no menos reivindicable Wall-e (Andrew Stanton, 2008) y la exitosa Star Treck (J.J. Abrams, 2008), y seguida, para citar los casos más significativos, por Distrito 13 (Neil Blomkamp 2009), Moon (Dunkan Jones, 2009), Prometheus (Ridley Scott, 2012) y Chronicle (Josh Tank, 2012) o las muy rentables Star Treck: En la oscuridad (J.J. Abrams, 2013), Gravity (Alfonso Cuarón, 2013) y el título que nos ocupa, El juego de Ender (Gavin Hood, 2013). Este último es, en realidad, un trabajo que reúne tanto los rasgos más característicos del Nuevo cine del Siglo XXI como determinados aspectos claramente pertenecientes al manido estilo reduccionista heredero del New Hollyood.

Al hablar de este último nos referimos al tipo de películas en que el poderío visual pasa por encima de la profundidad argumental y de los personajes, a este tipo de cine en donde abundan los clichés y en que la empatía hacia los personajes no nace por su bien definida personalidad sino por relacionar su actitud con la de otros personajes ya explotados. Casos obvios de ello son Gladiator (Ridley Scott, 2000), Piratas del Caribe (Gore Verbinski, 2003), las sagas El señor de los Anillos (Peter Jackson, 2001-2003), Harry Potter (2001-2010), Matrix (Andy y Lana Wachowsky, 1999-2003) o la segunda trilogía de Star Wars (George Lucas, 1997- 2005). En resumen, el tipo de película que abundó en las salas de cine durante la primera mitad de la década del 2000. El caso es que la serie de títulos de ciencia ficción mencionados más arriba se encuentra justo en medio de la transición entre este tipo de cine y la llegada del Nuevo Cine del Siglo XXI, motivo por el cuál poseen rasgos de ambos estilos. A modo de repaso rápido, digamos que el Nuevo Cine del Siglo XXI destaca por presentar revisiones de género y emplear el poderío visual únicamente como herramienta narrativa siempre de forma contenida (*).

Como dijimos, El juego de Ender se presenta ante nosotros como la principal heredera de todo un conjunto de películas nacidas justo en medio de una transición de estilos. Me explico. Da la sensación de que el último trabajo de Hood emplea todos sus esfuerzos para convencernos de que su condición de superproducción cargada de presupuesto ha sido empleada como motor impulsor de una historia de proporciones épicas, en definitiva, como herramienta facilitadora de recursos, empleada al servicio de un buen guión... pero el caso es que este propósito se queda a medio camino. Es cierto que, gracias a dicho propósito - propio del Nuevo Cine del Siglo XXI - en todo momento tenemos la sensación de recorrer a paso firme un camino forjado con seguridad. Pero se trata de un camino que también desprende una extraña sensación de desaprovechamiento de potencial, como si nunca llegara a desplegar el verdadero interés que posee. El resultado de ello es una inmensa holeada de energía visual (y musical) que queda descompensada por un delgado hilo argumental que o bien no necesitaba tanto impulso o bien ha quedado a medio hacerse. Debido a este hecho, es inevitable atribuir a la película cierta grandilocuencia.

De modo que estamos ante una película que toma del Nuevo Cine del Siglo XXI la iniciativa de dedicar toda su energía en dar forma a un guión y a sus personajes pero que también adquiere del estilo reduccionista heredero del New Hollywood (Piratas del Caribe, Matrix, Las crónicas de Narnia, etc...) este descontrol visual que termina por absorber todo el interés de la trama. De ello nace un curioso experimento que, ciertamente, resulta entretenido y por momentos logra envolvernos de una evocadora atmósfera futurista. Cabe decir, también, que posee determinadas secuencias considerablemente bien resueltas (como la pelea del inicio del film entre Ender y un compañero de su curso, o la introducción en el film del agresivo personaje interpretado por Edrick Browne y la misteriosa – y casi espiritual – aparición de Mazer Rackham, correctamente interpretado por Ben Kingsley...). Pero con todo, se trata de una película que al parecer se cree más trascendente de lo que en realidad es y que no logra ir más allá de la sala de cine. Pues ninguno de sus puntos fuertes (trascendencia, capacidad evocadora y emoción) logran lo que es esperable de una buena película de ciencia ficción.

* Casos particulares de este estilo son El discurso del rey, Los vengadores, La vida de Pi, Los Miserables, Argo, El gran Gatsby, Posesión infernal 2013 o las ya mencionadas Star Treck: En la oscuridad y Gravity.

http://cinemaspotting.net/2013/11/13/el-juego-de-ender-gavin-hood/
Martí
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