El conflicto entre una maquinaria que vende drogas y otra maquinaria que intenta detenerla, esa es la historia que cuenta Sicario, y aunque puede que sea una historia trillada en el cine es interesante destacar los elementos que hacen de esta película una experiencia muy recomendable.

El estilo de Denis Villeneuve es un soplo de aire fresco a la dirección, el encuadre de cada plano, cómo se mueve la cámara, el uso de los colores para generar contraste entre colores vivos y la violencia del escenario, cómo funciona la luz con los personajes tanto en sentido metafórico como para controlar su expresividad. Tiene la habilidad de generar intriga y reflexión a la vez.

La banda sonora, compuesta por el islandés Jóhann Jóhannsson, una sutil combinación de música clásica y electrónica en forma de zumbido creciente distorsionado en su tono más memorable, que crea la sensación que existe una amenaza latente bajo tierra.

Los cuatro personajes principales. Por un lado tenemos a los personajes interpretados por Benicio Del Toro y Josh Brolin, que son el alma de la película y el placer de disfrutar con lo que te gusta respectivamente, y representan la vieja ley que el fin justifica los medios. Por otro lado tenemos al personaje de Emilly Blunt, que es la tímida brújula moral en un mundo que no entiende, y representa la dualidad idealismo e ingenuidad. Y de fondo tenemos el paisaje, que bien podría considerarse como un personaje en sí mismo por la personalidad que trasmite, y a la vez representa el marco perfecto para desarrollar tanto el conflicto principal como las subtramas que se generan.

El final invita a la relfexión y deja con la sensación de que lo que has visto tiene más capas y profundidad de lo que parecía al principio y que volver a ver la pelíucla puede aportarte una nueva visión, así ha sido en mi caso.